• jueves, 28 de marzo de 2024
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FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

El pamplonés David Arratibel estrena 'Converso': "Hablamos de conversaciones pendientes con vocación sanadora"

El documental completa en San Sebastián su exitoso recorrido por festivales y este fin de semana da el salto a los cines de toda España.

El director David Arratibel durante una entrevista Foto FESTIVAL PUNTO DE VISTA
El director David Arratibel durante una entrevista. Foto: FESTIVAL PUNTO DE VISTA

Fue la imagen que le hizo darse cuenta de que su familia se había convertido. David Arratibel regresaba en coche a Pamplona cuando observó a lo lejos el coche de su hermana María y se dispuso a adelantarle. Lo que vio no se le olvidará: su hermana conduciendo con una mano en el volante y con la otra sosteniendo un crucifijo.

“Ibas mirando al infinito y parecía que te fueras a estrellar en la siguiente curva. Te iba a pitar, pero me quedé tan flipado que fui incapaz”, relata Arratibel a su hermana en 'Converso', el documental que se estrena este viernes 29 de septiembre y que el director navarro acaba de presentar en el Festival de San Sebastián después de una exitosa peregrinación por certámenes de toda España.

Arratibel ha sido 'profeta en su tierra' llevándose el premio del público del Festival Punto de Vista, al que han seguido reconocimientos como la Biznaga de Plata al mejor director de documentales en el Festival de Málaga o el premio del público y el DOCMA cosechados hace una semana en el Alcances, el festival de Cádiz especializado en documental.

En ‘Converso’, David Arratibel aborda el proceso por el que toda su familia comienza a abrazar la fe católica mientras él se queda al margen desde una posición agnóstica. Un cisma familiar que, como el propio documentalista relata, afectó profundamente a sus vidas.

“Yo hasta ese momento miraba para otro lado, sin querer ser consciente”, explica Arratibel sobre la revelación de ver a sus familiares convertidos fervientemente al catolicismo. “Una cosa es que tu hermana te diga que ha quedado para cenar con una gente y que hablan de teología, y que San Agustín o Santo Tomás son muy interesantes, y otra es el momento en el que pasa de ser una inquietud intelectual a algo más profundo, más serio, que cambiaba su vida”.

¿Qué le inquietó más inicialmente: no poder creer en lo que su familia abordaba con tanta devoción o sentirse excluido del núcleo?

En un primer momento pensé que en una familia pasan muchas cosas que pueden separarla. Yo nunca había tenido animadversión por lo religioso, pero comencé a sentirme mal. Tener ahí delante un crucifijo me impresionaba y entonces sí que comencé a desarrollar un profundo rechazo.

Mientras su familia abraza un crucifijo, usted se aferra a su cámara. ¿Es una forma de intentar comprenderles?

El momento en el que yo decido empezar a grabar no es el momento en el que decido intentar entenderles. Al principio yo cojo la cámara por la pura ambición de que ahí puede haber una película interesante. Entonces no sabía que se iba a producir un acercamiento; lo veía más con la curiosidad de un documentalista.

¿Y qué es lo que va descubriendo conforme avanza la grabación?

Luego ocurre un proceso importante, que es el acercamiento. Resulta bonito el momento en el que empezamos a hablar de religión de manera abierta y nos damos cuenta de que a ellos les sobra soberbia y a mí, prejuicios. Desde la conversación se va configurando el mapa de lo que ocurrió. Lo vemos de una manera más abierta, positiva y con voluntad sanadora.

¿Estaba preocupado por la imagen que podía darse de su familia o de usted mismo en el documental?

Sí, desde el principio tuve muy presente qué iba a ocurrir con el tema de la exposición de mi familia; es algo que me sugirió muchas dudas y que aún hoy me hace dudar. Yo les expliqué que la exposición pública es grande y les pedí que viesen la película abstrayéndose, como la podría ver cualquier otro espectador para que fuesen conscientes de que visto desde fuera puede parecer un delirio, puede parecer que nos hemos vuelto locos. Porque suele pasar que al poner la cámara delante de alguien, las personas se sobreexciten y que lo que narre en el documental no se ajuste a la realidad. Yo en ese sentido a veces me he quedado con dudas de la honestidad de algunos autores.

¿Y qué sensación tuvieron al verse en pantalla?

Había un pacto con ellos y en caso de que tuvieran alguna duda, la película jamás hubiera visto la luz. Yo hice el documental que quería hacer y cuando lo vieron, no quisieron cambiar ni un ápice, le dieron la aprobación tan cuál, es el documental que se puede ver actualmente.

Las primeras reacciones de los espectadores han sido positivas, como lo corroboran la entrega de varios premios por parte del público o comentarios satisfactorios incluso por parte de sacerdotes. ¿Cómo lo valora?

Me he quedado sorprendido con las lecturas que hace la gente. Hay un interés muy importante por parte de los creyentes, pero incluso de otras confesiones y otras religiones. Tras una de las proyecciones, por ejemplo, una persona se me acercó para contarme que se había convertido al Islam y me decía que nunca había podido tener esas conversaciones con su familia, que no le entendían, que no le querían escuchar. La película da lugar a conversaciones muy especiales y muy potentes.

¿Cuál ha sido la clave para generar esa corriente de entendimiento?

Yo creo que ‘Converso’ tiene dos planos de lectura. Para mí que no soy creyente, es una película de conversaciones pendientes. Una familia con la que tienes que desandar y aclarar algo con un trasfondo religioso. Para la persona que le interesa más el aspecto religioso, es una película con un hecho de fe y con el trasfondo de una discrepancia. No es un manifiesto y como tal está abierto a la interpretación del espectador.

¿Cómo afronta el inminente estreno en las salas de cine?

Que un documental de autor y además de estas disciplinas llegue a las salas comerciales es un gran honor. Sólo que un documental se estrene en cines ya es raro y que los espectadores acudan a verlo es un logro muy importante.


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