• martes, 19 de marzo de 2024
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POLÍTICA

El PSN amplía su estrategia de abstenciones para tratar de camuflar las compensaciones a Bildu

Los socialistas anunciaron que ni siquiera participarán en el pleno del Ayuntamiento de Huarte en el que la izquierda abertzale recuperará la alcaldía.

María Chivite y Ramón Alzórriz consulta sus teléfonos durante la sesión del Parlamento de Navarra. PABLO LASAOSA
María Chivite y Ramón Alzórriz, durante una sesión del Parlamento de Navarra. PABLO LASAOSA

El PSN ha decidido continuar con su estrategia de camuflar el acuerdo con los herederos de Batasuna que permitió la llegada al Palacio de Navarra de María Chivite, y hará efectivo en Huarte el primero de los pagos a EH Bildu por su apoyo en forma de abstención.

Lo hará desde la invisibilidad, como lo lleva haciendo desde que comenzaron las negociaciones con el nacionalismo vasco tras el resultado de las urnas autonómicas del pasado mes de mayo. Siguiendo esa táctica, en la que el PSN se vanagloria de no haber iniciado diálogo alguno con Bildu, no tomará parte en el pleno del Ayuntamiento de Huarte en el que este martes se designará al nuevo alcalde. Un puesto que volverá a manos de Alfredo Arruiz, regidor del municipio en la pasada legislatura.

A esta situación se ha llegado después de que la líder de EH Bildu en Navarra, Bakartxo Ruiz, le expusiera a Chivite durante su sesión de investidura que los dos primeros pagos a cambio de propiciar su presidencia en Navarra serían recuperar las alcaldías de Huarte y Sartaguda. Habrá más pagos, ya que la izquierda abertzale controlará, como la propia Ruiz avisó, todas las decisiones de calado que tenga que tomar Chivite y su Ejecutivo maniatado en la sombra por el independentismo vasco.

Una vez conocido el primer precio a pagar, el PSN comenzó a mover las piezas en el tablero político de Navarra. De este modo, la alcaldesa de Huarte, Amparo López, presentó su dimisión alegando motivos personales. No obstante, la realidad era que iba a ser colocada en la dirección general de la consejería de Interior, para así dar vía libre a que la izquierda abertzale recuperara el gobierno de Huarte.

López había protagonizado, además, una carambola insólita para liderar el consistorio del municipio, pese a que el PSN había quedado último en las urnas, con tan solo un representante. El Ayuntamiento lo completa un edil de Geroa Bai-PNV, dos de Navarra Suma, cuatro del Grupo Independiente Huarte (GIH) y cinco de EH Bildu. En un principio, la socialista negoció con Iñaki Crespo (GIH) y le indicó que lo apoyaría para poner fin a las imposiciones nacionalistas que la izquierda abertzale había realizado durante la legislatura anterior. Pero momentos antes del pleno de constitución del Ayuntamiento, le avisó de que se votaría a sí misma. Tanto GIH como NA+, con el objetivo claro de evitar aún más la deriva nacionalista vasca, aceptaron convertirla en alcaldesa, con las protestas del independentismo vasco por regir el municipio con tan solo un puesto de concejal.

Una vez que López hizo oficial su dimisión apenas dos meses después de hacerse con el control del ayuntamiento -un pleno en el que dijo que había sido "una experiencia muy intensa" y que había "cumplido más que sobradamente" con su deber como alcaldesa-, Crespo se convirtió en alcalde en funciones, mientras que el puesto de la socialista habría de recaer en el segundo nombre de la lista electoral presentada por el PSN. Un listado llena de independientes. En el segundo puesto figura Manuel Sánchez.

LA ABSTENCIÓN, SUFICIENTE

Todo hacía presagiar que Sánchez acometería el primer pago del socialismo navarro a Bildu. Ni siquiera debía votar a favor de Alfredo Arruiz en el pleno en el que se elegiría al regidor, sino que con abstenerse sería suficiente para que la izquierda abertzale recuperara el poder en Huarte. Hasta durante la jornada de la despedida de López en el consistorio, Bildu fue claro al destacar esa situación. "No pedimos que pacte con nosotros, ya que hoy por hoy no es necesario", deslizó Arruiz al PSN.

La abstención, la inacción calculada, el lavarse las manos, ha sido la tónica general del PSN desde que se iniciaran las negociaciones para convertir a Chivite en la nueva presidenta del Gobierno foral con el apoyo del PNV y el beneplácito de quienes aún no han condenado la sangre derramada por ETA.

El primero de estos gestos se vio en la constitución de la mesa del Parlamento de Navarra. Ahí, el PSN no votó por Bildu. Pero su acción al presentar como secretaria a su candidata, Ainhoa Unzu, provocó que el elegido fuera finalmente Maiorga Ramírez. Un movimiento infantil con el que tratar de disimular que la inclusión de Bildu en la mesa del Parlamento era condición sine qua non del PNV para aceptar sustentar a Chivite en el Ejecutivo foral.

Sin embargo, el secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz, aprovechaba cada rueda de prensa para resaltar que los socialistas no habían tenido nada que ver con el hecho de que Bildu entrara en la mesa de la Cámara y que en ningún momento aceptarían dialogar con la izquierda abertzale (ni con Navarra Suma, en una equidistancia sorprendente) para negociar la llegada de Chivite al Palacio de Navarra.

COMPENSACIONES

Semanas después, la líder socialista se convertía en presidenta gracias a la abstención de un Bildu que exigiría una serie de compensaciones por su apoyo a los socialistas, pese a que estos continúen esquivando admitir la realidad. El primero de los pagos está claro en el horizonte: Huarte.

El camino de Huarte es sencillo para el PSN, porque con mantener su práctica de la abstención serviría para que Arruiz recuperara la alcaldía. Pero Alzórriz ha confesado que el socialismo navarro ha dado un paso más allá en su estrategia, al informar de que no tomará parte en la votación del próximo martes.

Tres días antes del pleno en el que se escogerá al regidor municipal, Alzórriz reveló que el número dos de la lista, Manuel Sánchez, no acepta el acta de edil. De nuevo, "razones personales". Por tanto, en el pleno no habrá ningún representante del PSN. El nuevo concejal socialista se "comunicará en próximas fechas", apuntó el secretario de Organización, que no dudó en resaltar que el trabajo del PSN por el bienestar de todos los vecinos de Huarte "está fuera de toda duda".

Con este movimiento, el PSN intenta alejarse aún más de su relación con el independentismo vasco que permite que Chivite esté gobernando. Es obvio que dar la alcaldía de Huarte a Bildu forma parte de la lista de compensaciones a la izquierda abertzale, pero ahora Alzórriz tiene en su poder un argumento más para tratar de ocultar la verdadera posición del PSN. No solo podrá decir que se ha abstenido en la votación que Arruiz ganará el martes (al ser Bildu la lista más votada), sino que podrá alegar que ni siquiera el socialismo navarro estuvo allí presente para permitirlo. Una excusa más para justificar que se ha colocado tanto del lado del nacionalismo vasco como del de los partidarios de la violencia, como ya le hicieron ver a Chivite las víctimas del terrorismo en el homenaje a Francisco Casanova.


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