En Pamplona se exhibió también la imagen del etarra Xabier Rey, que planeaba asesinar a policías municipales y forales.
Decenas de cargos de Bildu y Gero Bai han participado durante los últimos días en Navarra en la Korrika junto a carteles en favor de los presos de ETA o, directamente, junto a imágenes de algunos de los asesinos de la banda terrorista.
La carrera, organizada por AEK y financiada con fondos públicos del Gobierno de Navarra, Parlamento foral y decenas de municipios navarros, se ha convertido en un escaparate de exaltación de los terroristas, así como de los condenados por apalizar a dos agentes y sus novias en Alsasua. Supuestamente se trata de una carrera para defender el euskera, aunque su simbología poco tiene que ver con este propósito.
Basta hacer un recorrido por las imágenes de la Korrika en su paso por Navarra para comprobar que la presencia de las banderas en favor de los asesinos son permanentes y que en muchos momentos los participantes corren con fotos de personas que están condenadas por delitos de sangre.
Uno de los casos más dolorosos tuvo lugar en Berriozar, cuando el alcalde, Raúl Maiza (Bildu), portó la ikurriña que sirve como testigo de la Korrika, junto a fotografías de los asesinos de Francisco Casanova, vecino del pueblo tiroteado en la puerta de su casa.
Bildu nunca ha condenado estos crímenes y ahora ya se pasea directamente con las fotos de los asesinos alabando y vitoreando sus acciones.
Junto a Raúl Maiza también participó la concejal de Bildu en la misma localidad María Sagrario Ortigosa, alias Saki, que fue condenada en su momento por esconder en su casa a Ibai Ayensa, que formaba parte del comando que llevó a cabo el asesinato de Casanova.
Este mismo grupo terrorista, conocido como el comando Ekaitza, estaba formado por Francisco Ruiz Romero, los hermanos Mikel e Ibai Ayensa y Alberto Viedma Morillas. Todos ellos fueron defendidos en el juicio por el asesinato del concejal de UPN Tomás Cabllero por la abogada Amaia Izko, que pidió su absolución.
Izko forma ahora parte de la candidatura de Bildu para el Ayuntamiento de Pamplona de Asirón, donde compartirá asiento con Joxe Abaurrea, el entonces concejal de HB en Pamplona que se negó a condenar el asesinato de su compañero municipal Tomás Caballero.
Abaurrea y Asirón también se han negado a condenar este asesinato y cualquier otro de ETA durante la presente legislatura y han permitido que Pamplona haya vivido un renacimiento de la simbología de ETA durante celebraciones festivas, por ejemplo en San Fermín Chiquito.
EL ETARRA ANTXO
Durante la carrera en la Korrika de los cargos municipales de Pamplona que han financiado con dinero público también se pudieron ver banderas en favor de los asesinos. El alcalde de Bildu y la concejal de Geroa Bai, Itziar Gómez, portaron el testigo en ese momento.
A sólo unos metros de la carrera que el alcalde Joseba Asirón y sus compañeros nacionalistas de corporación hicieron durante la Korrika del pasado sábado en Pamplona, otras personas vinculadas a la izquierda abertzale mostraron la imagen de Xabier Rey, alias Antxo, por el barrio de San Juan.
Este etarra, natural de Pamplona, se suicidó en prisión hace unos meses y fue debidamente homenajeado por responsables de Bildu, incluido el alcalde Asirón.
Entre sus objetivos, Rey quiso atentar contra policías municipales y forales, incluso se planteó asesinar al rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza.
Nos son los únicos ejemplos. El paso de la Korrika por Navarra se ha convertido no en una defensa del euskera, sino en una exhibición de fuerza de la izquierda abertzale y el PNV, que la han vuelto a utilizar para mostrar su vinculación con ETA y el terrorismo.
