Asegura que "el cariño que recibí tras la lesión en la final de 2013 vale más que una txapela".
El veterano delantero vizcaíno, Pablo Berasaluce de 39 años y 18 de ellos como profesional, jugará este sábado (18 horas) su último partido como profesional en el frontón Bizkaia. formará pareja con Urrutikoetxea, ante Olaizola II y Larunbe.
Estos días el teléfono de Pablo Berasaluze está al borde del colapso. El pelotari de Bérriz está más solicitado que Olentzero en Navidades y su agenda con los medios está que echa humo. Este sábado jugará su último partido como pelotari profesional tras 18 años dando lecciones de pelota en cerca de 200 frontones de toda España y se prevee que 3.000 personas le acompañarán ese día en el frontón Bizkaia, según la web de Asegarce.
Con 39 años dice “agur” a la pasión que ha llenado su vida y que le ha permitido jugar con los pelotaris más grandes de las dos últimas dos décadas. "De momento me encuentro bien. Estos días están siendo un poco ajetreados con la rueda de prensa donde se presentó el partido de despedida, las llamadas de los periodistas… Puede ser que el sábado, como es lógico, tenga más nervios pero ahora estoy tranquilo".
Casi 19 años como pelotari profesional. Tu padre ya te llevaba a ver partidos desde los 4 años. ¿Con que te quedas si miras atrás?: "A lo largo de mi carrera he hecho muchos amigos, me he sentido querido en los frontones y con eso me quedo, el cariño que me ha dado la gente es lo más importante para mí".
El sábado concluirás tu carrera con 1.012 partidos, ¿Cuáles han sido para ti los más significativos?: "El que más recuerdo es un partido contra Olaizola II, que ya tenía cuatro txapelas, en octavos de final del campeonato del Cuatro y Medio en Bilbao en 2011. Tuve a Aimar contra las cuerdas hasta el empate a 14 con una buena colección de remates pero de ahí en adelante me fue imposible superarle. Es el mejor en la distancia".
En la retina de los aficionados queda la lesión que sufrió en la final de parejas de 2013: "Después de tanto trabajo para llegar a ella y lesionarte desde el principio fue algo duro, pero en los días posteriores recibí el cariño de mucha gente; llamadas, mensajes, en la calle… y eso me hizo pensar que aquello era más importante incluso que ganar la txapela".
