• jueves, 28 de marzo de 2024
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PAMPLONA

La ecología del Ayuntamiento de Pamplona: instala pararrayos para salvar árboles y pretende talar los de Pío XII para un carril bici

El primer pararrayos ya se ha instalado en una secuoya de 40 metros en la Taconera, tras la pérdida de unejemplar similar y un cedro en 2016.

Instalación de un pararrayos soterrado en una secuoya de la Taconera, que coincide con la intención del concejal de Ecología de Pamplona de talar parte de los árboles de Pío XII
Instalación de un pararrayos soterrado en una secuoya de la Taconera, que coincide con la intención del concejal de Ecología de Pamplona de talar parte de los árboles de Pío XII.

El Ayuntamiento de Pamplona ha iniciado un plan para instalar, de forma progresiva, pararrayos en árboles singulares de distintas zonas de la ciudad. Se trata de una medida que coincide en el tiempo con la intención del concejal de Ecología, el edil de Aranzadi-Podemos Armando Cuenca, de talar parte de los árboles de la Avenida Pío XII para construir un carril bici.

Será en aquellos que, según los técnicos, tienen más posibilidades de verse afectados por el aparato eléctrico de las tormentas que, especialmente en otoño, primavera y verano, suelen producir daños en la masa arbórea.

Hay dos objetivos para la puesta en marcha de este plan. Por un lado estos árboles son ejemplares que por sus características, y en comparación con otros de su misma especie, presentan un interés relevante por su valor biológico, estético, cultural, o por su edad; además, por su especial altura, y porque destacan sobre las masas arbóreas de las que son parte, tienen una mayor probabilidad de recibir un rayo.

Por otro lado, cuando un árbol desprotegido recibe una descarga que sale a través de las raíces disipándose en el suelo y creando a su alrededor el llamado 'voltaje de paso' con capacidad para trasmitírsela a animales y personas de su entorno.

EL PRIMER PARARRAYOS, EN UNA SECUOYA DE LA TACONERA

Ya se ha instalado el primero de los pararrayos y para ello se ha elegido una de las secuoyas de la Taconera de aproximadamente 40 metros de altura. Operarios municipales con personal especializado en trepa y técnicos de la empresa Doctor Árbol, han colocado un pararrayos de cobre en el ejemplar, de forma que las posibles descargas eléctricas bajen a una 'toma de tierra' que, mediante una parrilla difusora enterrada a una profundidad de 50 cms., disperse la electricidad evitando daños en el árbol y en su entorno.

Este tipo de protección lleva casi dos décadas de funcionamiento en España (Patrimonio Nacional comenzó con ejemplares del Palacio de La Granja) y está ya está testada en otras ciudades como Madrid, Granada, Segovia, o Deba o en jardines botánicos como el de Londres. En EEUU, por ejemplo, hay incluso una normativa específica de instalación de pararrayos en árboles, según ha informado el Ayuntamiento en una nota.

LOS PARARRAYOS: SEGURIDAD Y PATRIMONIO NATURAL

La idea es ir colocando en la docena de ejemplares seleccionados uno o varios pararrayos (de menor tamaño, dependiendo de la forma de la copa) fabricados en componentes de cobre. Tras recibir la descarga, a través de conductores fijados al tronco, la instalación hará descender la electricidad hasta un elemento soterrado. Así en vez de dispersar la electricidad través de las raíces o que la descarga explote dentro del ejemplar, esta se recibe en una parrilla en forma de 'espina de pez' enterrada, que haría de 'toma de tierra', reduciendo el voltaje de paso hasta valores inocuos. Cada uno de estos pararrayos vendría a costar aproximadamente unos 10.000 euros entre componentes materiales y trabajo de instalación.

Además de contribuir a la seguridad de los ciudadanos y los animales, el valor de estos árboles suele ser muy alto porque, mas allá de las funciones ecológicas del resto de árboles (fijar partículas de aire en suspensión, consumir CO2, dar sombra y mejorar el paisaje), tienen un especial papel en la biodiversidad de la ciudad albergando en sus troncos especies vegetales y animales específicas, ha añadido el Consistorio.

Los dos periodos más habituales en los que se producen descargas eléctricas con rayos en Pamplona son el otoño, donde las tormentas vienen con más agua del noroeste, descargando la electricidad sobre los árboles de forma superficial, a través de la corteza y la albura (zona más activa del árbol). Este tipo de afecciones no suelen suponer lesiones tan graves como las de tormentas de primavera y verano, ya que en estas estaciones las tormentas que son más secas y del sur, producen más rayos de los que explotan dentro del ejemplar, provocando en muchos casos lesiones irreparables que acaban con la pérdida de los ejemplares afectados.

SECUOYA Y CEDROS, LOS ÁRBOLES QUE MÁS DESCARGAS HAN SUFRIDO EN PAMPLONA

En Pamplona hay historial de daños por rayos y, pese a la aleatoriedad de las descargas, parece que la mayor afección a la hora de recibir impactos de rayos recae sobre secuoyas y cedros, aunque que no es la especie el factor determinante de la susceptibilidad, sino otros como la altura del árbol, su localización o ubicación.

Los ejemplares dañados más simbólicos son la secuoya del Palacio de Diputación, ya protegida desde 2007, que fue alcanzada hace 40 años por un rayo y la secuoya que se encuentra en el patio interior del INAP (frente a la Catedral), que lo fue hace 13 años y que alcanzaba entonces los 8,3 metros de perímetro.

Pero no hay que irse tan lejos, en los dos últimos años lo fueron una 'Secuoya gigante' en el Parque de Antoniutti en el mes de junio de 2016 y un cedro gran singularidad en el cementerio en agosto de 2015. La valoración de ambos ejemplares ronda los 70.000 euros (32.860 y 36.786 euros, respectivamente), según el método de la Norma Granada de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos.

Pero desde el Servicio de Parques y Jardines se han detectado más ejemplares afectados -partidos o quemados-, como un pinsapo en Aranzadi o varios cipreses de la zona del cementerio y el parque de la Media Luna.

ÁRBOLES SINGULARES Y NOTABLES CATALOGADOS EN PAMPLONA

En Pamplona hay 13 árboles singulares y notables de ocho especies distintas que están catalogados en grado 1 y 2. De grado 1 son dos secuoyas gigantes (Sequoiadendron giganteum) que se encuentran en Casco Viejo y Ensanche, y una sofora (Sophora japonica) en el Casco Viejo.

Los ejemplares catalogados como de grado 2 pertenecen a las especies Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum); Cedro (Cedrus atlantica y Cedrus deodara); Cedro del Líbano (Cedrus libani); Magnolio (Magnolia grandiflora); Tejo (Taxus baccata) y Tilo (Tilia europaea). La mayoría de ellos se encuentran en Casco Viejo, Ciudadela, Taconera, Ensanches y Arantzadi. Hay también en la Taconera un Fresno (Fraxinus excelsior) que se secó y del que queda el tocón como recuerdo del árbol.

El Ayuntamiento de Pamplona dedicó a este tipo de árboles un volumen concreto dentro de la colección de libros 'Biodiversidad urbana de Pamplona'. El ejemplar, titulado 'Árboles Viejos y Árboles Singulares de Pamplona', escrito por Ana Blanco, Juan Tomás Alcalde, Mikel Belasko, Anika Meyer y Óscar Schwendtner, fue publicado en 2010 por el Ayuntamiento de Pamplona.


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