En lo que llevamos de año se han producido dos siniestros con consecuencias fatales en la capital navarra.
Pamplona ha sido testigo de ocho atropellos mortales (uno de ellos en Ansoáin) en los últimos dos años en diferentes zonas de la capital navarra. Son los datos más negros que esta mañana de miércoles ha ofrecido el concejal de Ecología Urbana y Movilidad, Armando Cuenca, en una rueda de prensa convocada de urgencia para 'vender' y expandir su carril bici por la ciudad.
En total, el número de atropellos asciende desde 2015 a 146 personas, de los que 97 se produjeron en pasos de cebra y que arrojan un resultado de 2,8 atropellos a la semana. "Partimos de la filosofía de visión cero", ha expuesto Cuenca para después argumentar que "un muerto en una calle de Pamplona es ya algo intolerable".
Respecto a los atropellos mortales, siete de ellos ocurrieron en Pamplona, mientras que el que resta se produjo en Ansoáin.
Por años, 2016 se convirtió en el año en el que más peatones (3) fallecieron tras ser arrollados por algún vehículo. Le sigue, 2015 con dos muertos en este tipo de sucesos, y la cifra, a mes de abril, ya se iguala en este año.
De hecho, este trágico balance en 2017 quedó inaugurado el pasado 11 de febrero cuando una vecina de Pamplona, M.A.A, fue arrollada y lanzada varios metros en un paso de cebra sin regulación semafórica en la avenida Guipúzcoa, a la altura del límite entre la ciudad y Berriozar. Al parecer, el conductor, de 60 años y que dio negativo en la prueba de alcoholemia, no respetó la prioridad del peatón y originó el choqué.
La cifra de peatones que han fallecido como consecuencia de un atropello quedó 'congelada' hasta este pasado martes, día en el que una vecina de Azpilagaña de 67 años fallecía tras ser alcanzada por un vehículo en un paso de cebra de la calle Sadar.
Como consecuencia del análisis de estos sucesos, se ha constatado que de los ocho arrollamientos mortales, en cinco ocasiones los peatones estaban circulando por un paso de cebra sin semáforo y en todos los casos, salvo uno, las víctimas resultaron tener un perfil similar: mayores de 65 años.
