• viernes, 29 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Pamplona comienza a restaurar el único tramo de su histórica muralla que no está rehabilitado

El presupuesto inicial es de más de un millón de euros, del que el Estado aportará un máximo de 664.120 euros y al Ayuntamiento de Pamplona le corresponderá la cantidad restante.

Baluarte situado entre los corrales de Santo Domingo y el Archivo General. AYUNTAMIENTO DE PAMPLONA (JESÚS GARZARON)
Baluarte situado entre los corrales de Santo Domingo y el Archivo General. AYUNTAMIENTO DE PAMPLONA (JESÚS GARZARON)

El Ayuntamiento de Pamplona comenzará este año la restauración del Baluarte de Parma y la zona de Corralillos (baluarte bajo), gracias a la financiación obtenida del Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana a través del programa de ayudas '1,5% Cultural'.

El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, y el concejal delegado de Proyectos Estratégicos, Movilidad y Sostenibilidad, Fermín Alonso, han explicado que el Consistorio ya ha recibido la notificación provisional según la cual los trabajos de rehabilitación de este elemento patrimonial serán financiados en colaboración por ambas instituciones, a razón de un 65% el Estado y un 35% el Consistorio.

De esta forma, del presupuesto inicial 1.021.723 euros, el Estado aportará un máximo de 664.120 euros y al Ayuntamiento de Pamplona le corresponderá la cantidad restante, 357.603 euros. Desde el punto de vista de la distribución del importe por anualidades, las obras se realizarán a lo largo de 2021 y 2022 con inversiones de 408.689 y 613.034 euros, respectivamente.

Alonso ha explicado que para incorporar esta financiación externa se requerirá modificar el presupuesto municipal aprobado para 2021. Cuando se concluya esta intervención, en 2022, la ciudad cerrará un ciclo de varias décadas de recuperación patrimonial de un recurso emblemático Pamplona.

Por su parte, Enrique Maya ha señalado que "esto viene a ayudar a la financiación del proyecto" y "es casi el final de un larguísimo proceso de restauración de las murallas". "Esta restauración ya empezó en los años 70, cuando se hundió el lienzo de la ronda de Descalzos y hubo que restaurar aquello; el trabajo con las murallas de Pamplona es una larguísima historia", ha comentado.

Fermín Alonso ha explicado que "solo quedaba el Baluarte de Parma para completar ese esfuerzo que ha sido una constante". "El Baluarte de Parma está en razonable buen estado", ha dicho, para exponer que "los trabajos que se van a acometer son parecidos a los del conjunto del perímetro amurallado". "Vamos a culminar la recuperación de nuestras murallas, que son un verdadero tesoro", ha dicho para afirmar que "cada día se disfrutan más".

El Baluarte de Parma es único tramo de la muralla que falta para terminar la rehabilitación de los 5 km de perímetro fortificado de la ciudad. Construido en el siglo XVI, hoy se encuentra ubicado entre el Archivo Real y General de Navarra y el final del Paseo de Ronda, frente el edificio de Educación de Gobierno de Navarra. Es una terraza sobre el río que mira a Rochapea y su rehabilitación se persigue desde hace años. Con esta obra, además de completar la restauración del perímetro amurallado de la ciudad, se da el primer paso hacia una intervención global en el solar de las Huertas de Santo Domingo.

Entre los argumentos valorados por el Ministerio está el impacto de esta obra en la mejora del paisaje urbano y, más concretamente, del Casco Antiguo y del Parque Fluvial. También su potencial como generador de empleo y para la mejora del posicionamiento turístico de Pamplona. La restauración de esa zona concreta, además, contribuirá a la desestacionalización de las fiestas de San Fermín y seguirá impulsando la imagen de Pamplona como ciudad cultural dotada de un importante patrimonio, ha informado el Ayuntamiento.

El Casco Antiguo y el recinto amurallado de la ciudad están calificadas como 'Conjunto histórico-artístico' desde abril de 1968, y concretamente las murallas, son bien patrimonial del Consistorio con categoría de Bien de Interés Cultural (BIC) según el Plan Municipal.

LA INTERVENCIÓN EN EL ÚLTIMO BALUARTE

El Baluarte de Parma y su baluarte bajo (Corralillos) están en "buen estado" en cuanto a definición de volúmenes y trazas, aunque en la zona de la batería baja existen desprendimientos en el encuentro del muro con el talud próximo a la cuesta de Curtidores (Rochapea). Las coronaciones de ambas zonas, sus ocho cañoneras y merlones, son las que se encuentran más desfiguradas, invadidas por enredaderas y por pequeños arbustos y arbolado de bajo porte, además de presentar faltas puntuales de piedra o ladrillo, lo que impide apreciar fácilmente la estructura de la fortificación.

Los trabajos a acometer en general son similares a los que se han venido realizando en la restauración de la Ciudadela, sus baluartes, revellines y en el conjunto del perímetro amurallado. Como primer paso, ha explicado el concejal, habrá que realizar un leve rebaje del talud en la base de la muralla, eliminando las tierras y vertidos acumulados de instalaciones viejas, especialmente en la zona de la batería baja, para crear una meseta que permita la colocación del andamiaje necesario para la intervención. Además, se realizará una tala y desbroce selectivos de la vegetación y arbolado próximo a la muralla.

A partir de ahí, tras colocar los andamios, se retirará toda la vegetación que cubre el lienzo y se realizará la limpieza de la piedra de forma manual, respetando la pátina de la vejez natural. Se repondrán los sillares de piedra, una operación cuyo alcance se no podrá precisar hasta el desbroce, y se reconstruirán las zonas dañadas. En la parte exterior de la batería baja se aprecia una zona más deteriorada por raíces y arbustos que han provocado abombamientos. En ese punto se realizará una reconstrucción parcial, incluida la esquina, donde se deberá hacer un pequeño movimiento de tierra para llegar a la cimentación original.

CAÑONERAS, PARAPETOS Y TRONERAS

La intervención en el baluarte lleva aparejada la reconstrucción de bordes de cañoneras, parapetos y troneras, para lo que habrá que retirar una capa de tierra de al menos 1,2 metros de profundidad. Las fábricas de sillería se rematarán con piedra tipo Ezcaba (calcarenita) con acabado abujardado, similar al existente. En la parte interior, y en las troneras, el remate será de ladrillo antiguo manual colocado a sardinel. En la cara interior de los parapetos (zona de la plataforma que da hacia el solar) está previsto realizar una campaña arqueológica para descubrir las losas originales de apoyo de cañones y los elementos elevados de puestos de vigía.

Las actuales protecciones metálicas de tubo doblado en los huecos de las troneras serán sustituidas por barandillas de acero similares a las existentes en otras cañoneras de Pamplona, en color gris. Tras la intervención se realizará un nuevo relleno con una capa drenante de grava, lámina geotextil y tierra vegetal y se sembrará pradera de bajo mantenimiento. Después de la limpieza y repicado de restos de morteros antiguos en mal estado, se rejuntará la fábrica de piedra con la misma mezcla que se ha empleado en todo el conjunto fortificado: agua, cal, arena negra lavada de río procedente de Puente la Reina de Jaca y arena ocre de Andosilla.


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