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SUCESOS

Una noche con la patrulla anti-Covid de la policía en Pamplona: las excusas ciudadanas tras ser pillados 'in fraganti'

Policía Municipal de Pamplona y Policía Foral trabajan desde el pasado jueves 24 hasta este sábado 26 de septiembre en un dispositivo especial para controlar y sancionar conductas contrarias a las normas establecidas para la prevención de transmisión del coronavirus.

Policía Municipal y Policía Foral, en un dispositivo especial, acuden a desalojar una fiesta en un piso de la Plaza del Castillo. PABLO LASAOSA
Policía Municipal y Policía Foral, en un dispositivo especial, acuden a desalojar una fiesta en un piso de la Plaza del Castillo. PABLO LASAOSA

Son las 23.05 del jueves 25 de septiembre y Alberto, subinspector de la Brigada de Proximidad y Prevención de Policía Municipal, acude al punto de encuentro: la estatua de Carlos III situada en la Plaza del Castillo.

Lleva patrullando las calles de Pamplona junto a sus compañeros del cuerpo y de Policía Foral desde las 20 horas y, por el momento, ninguna incidencia ha hecho saltar las alarmas. Todos forman parte del dispositivo especial en el que trabajan las dos policías para controlar y sancionar conductas contrarias a las normas establecidas para la prevención de transmisión del coronavirus en Navarra. Estos agentes no terminarán su turno hasta las 4 de la madrugada.

Mientras Alberto comienza a explicar cuál es la ruta que tienen prevista, una joven se queda quieta mirando su móvil a la altura de la estatua, con la mascarilla bajada y sin percatarse de que está junto a la policía. Es la primera ‘despistada’ de la noche que continúa su camino tras recibir un aviso.

La mitad de ellos comienza su itinerario nocturno por la calle Espoz y Mina, mientras que la otra mitad recorre la Plaza del Castillo, tres agentes por dentro de los porches y otros tres por fuera para vigilar que las personas que están sentadas en las terrazas cumplan con las medidas: distancia, mascarillas. 

Las miradas de la policía se cruzan con las de los clientes de los bares que tardan segundos en colocarse bien la mascarilla o, en algunos casos, ponérsela. Un Policía Municipal denuncia a un hombre que fuma mientras habla con las personas con las que está tomando algo sin guardar la distancia de seguridad.

Patrullas conjuntas de Policía Municipal y Policía Foral vigilan las terrazas de la Plaza del Castillo de Pamplona. PABLO LASAOSA

Por lo general, el ambiente está tranquilo porque el tiempo no acompaña y, a pesar de ser jueves, las terrazas no están llenas.

Después de recorrer la Plaza del Castillo, el dispositivo se sumerge en la calle San Nicolás. Una denuncia a un californiano por estar fumando sin distancia, un aviso a un grupo de chicos por estar con bebidas alcohólicas fuera del local y otro al dueño de un bar por el mismo motivo.

Un joven mide las distancias de seguridad, mientras la Policía Municipal y Policía Foral, en un dispositivo especial, se preparan para desalojar la calle Comedias. PABLO LASAOSA

“No sabía que no se podía fumar”. “Acabamos de salir hace un segundo”. “Sí, sí, ahora volvemos a entrar”. “Me he bajado la mascarilla ahora mismo porque no puedo respirar”. Las excusas, muy poco originales, se van encadenando y son sin duda el mejor aliado de cualquier persona sorprendida por la policía sin la mascarilla en su sitio. 

El punto en el que confluyen la calle San Nicolás con la calle Comedias y la calle Pozo Blanco es un lugar de encuentro en el que suelen producirse aglomeraciones y esta vez no es distinto. Por ello, los agentes que se encuentran patrullando el Casco Antiguo deciden juntarse para desalojar la zona. 

Cinco de ellos van por delante indicando a la gente que avance hacia la calle del Pozo Blanco, San Nicolás y Plaza del Castillo, y dé la vuelta en el caso de que quieran volver a entrar. Los otros cinco les siguen para evitar que algún rezagado se quede taponando el lugar.

Tras el desalojo, el subinspector recibe una llamada avisando de que en un piso de la Plaza del Castillo está celebrándose una fiesta. Al llegar al lugar y tras diez minutos intentando que las personas que se encuentran en el domicilio abran la puerta, deciden continuar su ruta dejando a un par de agentes de paisano de Policía Municipal vigilando en el rellano.

Mientras, el trayecto de los agentes sigue por la calle Estafeta donde varios grupos de jóvenes se encuentran tranquilamente infringiendo la ley con bebidas en la mano fuera de los locales y sin mascarillas.

Policía Municipal y Policía Foral, en un dispositivo especial, en la calle Estafeta. PABLO LASAOSA

Sin embargo, una de estas cuadrillas destaca entre el resto al gritar y cantar en medio de la calle a la vez que profieren insultos a la policía. Los agentes identifican a uno como el ‘líder’ y proceden a denunciarle mientras el susodicho fuma delante del policía sin guardar ninguna distancia.

Por su parte, otras tres personas que se encuentran en el local colindante mantienen una charla con un agente, que les llama la atención por llevar la mascarilla mal colocada, con argumentos como: “Si cuando estornudo se me cae, para eso la llevo así directamente”.

Tras 45 minutos, los agentes que se habían quedado vigilando la puerta del piso de la fiesta, avisan al resto de que les han abierto. Siete propuestas de sanción de 600 euros y una de 3.001 euros es el resultado de una fiesta en la que participan ocho personas, tres de ellas menores.

Policía Municipal y Policía Foral, en un dispositivo especial, en los porches de la Plaza del Castillo. PABLO LASAOSA

A la 1 de la mañana, ya con los bares cerrados, el dispositivo especial se toma un breve descanso para más tarde continuar velando por la seguridad de la capital navarra.

La nueva normalidad sigue albergando los mismos problemas que antes de la pandemia pero, al menos, el cielo encapotado y el viento del norte de esta noche de finales de septiembre ayudan a evitar mayores contratiempos.


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