El verano ya ha comenzado en Navarra, a pesar de que las temperaturas han descendido tras unas primeras semanas con el termómetro a más de 30º.
Las ganas de disfrutar al aire libre y refrescarnos con un delicioso helado se multiplican. Y es que teniendo en cuenta que el desconfinamiento ha favorecido al sector hostelero, las heladerías pamplonesas han regresado con ganas de satisfacer los paladares de los navarros con una gran variedad de sabores para todos los gustos y edades.
Por eso, hemos decidido salir al centro de Pamplona para conocer cinco heladerías que deberías probar este verano.
Se trata de una fábrica artesanal ubicada en Alicante con local en el número 1 de la calle San Nicolás y fundada hace casi ya dos siglos (1850). Cuenta con infinidad de premios y distinciones que avalan su experiencia y calidad como maestros turroneros, y decidieron dar el paso a la elaboración de los helados para poder ofrecer su producto en los meses de verano.
Según Primitivo Rovira, los helados de turrón elaborados con leche fresca y los creps son los productos que más les diferencian, aunque los sabores de oreo y avellana también tienen mucho tirón en su público. “Este año, además de perfeccionar algunos sabores como el yogur o el pistacho, hemos estrenado los helados de galleta maría, tarta de queso y mantecado”, comenta Rovira respecto a algunos sabores a los que, como producto diferencial, les incluyen toppings de forma gratuita.
En lo que a los precios se refiere, cabe destacar que el producto estrella del verano está disponible desde los 2,20 euros en bola pequeña y hasta 2,90 en bola grande. También ofrecen el producto en medio litro y litro para los consumidores que prefieran comprar en grandes cantidades.
Especialista en helados, Regma lleva desde 1933 tratando de cubrir todo tipo de celebraciones con productos fabricados de forma artesanal poniendo en esencia “el sabor de lo natural” con experiencia, creatividad y buen hacer. Entre sus puntos fuertes se encuentra el sabor y el tamaño del helado, y el precio tampoco es desorbitado.
Los sabores más destacados, según la empleada bilbaína Laura Barrio, son la avellana y la tarta de queso en una heladería original de Santander que lleva poco más de mes y medio abierta en el número 23 de la Plaza del Castillo. “Desde 1933, solo se han introducido los sabores de queso y tarta de queso. Somos muy clásicos y no creo que innovemos próximamente”, explica.
Para su tamaño, el producto resulta bastante asequible, ya que ofrecen el helado sencillo o estándar con opción a elegir a dos sabores por 2,50 euros.
No ha cerrado, pueden estar tranquilos. La heladería más antigua de Pamplona (1939) ha trasladado su establecimiento al número 10 del Paseo Sarasate tras unificar su obrador y la heladería en el reformado negocio. Entre las características diferenciales se encuentran su concienciación por el producto local, la fabricación de sus productos en la ciudad y la búsqueda intensiva del producto de calidad. “Queremos apoyar a nuestro agricultores y ganaderos, estamos muy concienciados con el km0", explica Vicente Serrano, gerente de la heladería.
Aunque los tiempos cambian y cada persona es un mundo, Serrano señala que los sabores más demandados por los mayores son el tutti frutti, la avellana y el corte de nata. Mientras, los jóvenes apuestan por chocolates o limón y maracuyá los días más calurosos. Este año, entre los 36 sabores que ofrecen, han implementado un helado de chocolate blanco con maracuyá que le da un punto ácido único y ha encantado. “Tengo un trabajo muy bonito, ya que al final la gente viene a tomar algo a gusto y así es muy fácil contentar”, confiesa.
El producto se oferta desde el módico precio de 1,30 euros para los más pequeños de dos o tres años. Después, ya ofrecen helados desde 2,10 o 2,50 en tamaño estándar.
La cadena de helados artesanos italianos fundada en 2002, que abrió hace ya dos años en Pamplona, se encuentra en el número 79 de la Calle Estafeta. Además de los helados, ofrecen productos como chocolates, creps, churros o gofres que les hacen mantenerse abiertos todo el año. El producto, además de no tener gluten, es italiano y natural, y también se ofrece sin lactosa. Uno de sus elementos más característicos es la presentación del helado en forma de flor sobre el típico cucurucho, y también ofrecen 'macaron' helado en tamaño estándar y grande.
“Entre los sabores más cotizados están la avellana, la amarena (cerezas italianas mezcladas con vainilla), el inimitable (chocolate con avellana) y el pistacho”, comenta Mari José Etchegoin. Han incluido esta primavera la 'cassata' italiana (queso con fruta confitada) y el pomelo, y tienen pensado traer piña o jengibre y limón para dar un toque más fresco a la oferta en verano.
Otra característica diferencial es que no existen límites de sabores, ya que, a la hora de elaborar la flor, se pueden incluir bastantes. Se venden desde los 3,60 euros.
Con un 80% de proveedores de la Comunidad Foral y un fomento del euskera en todas sus tiendas, la heladería Larramendi se encuentra en el número 3 de la calle San Nicolás. “Apostamos por lo artesano. Elaboramos el yogurt, quemamos la leche de la cuajada… Además, ofrecemos una gran variedad de sabores”, explica Ana Larramendi, jefa de la heladería.
Lo que más venden es la stracciatella, la vainilla y el chocolate, y sabores como nata con hojaldre, cacahuete con chocolate blanco o tarta de zanahoria se han incorporado este año a una vitrina difícil de gestionar por la cantidad de gustos y sugerencias de la gente.
En cuanto a los precios, la bola de tamaño normal cuesta 2,20 euros, y también ofrecen un cucurucho “txiki” adaptado a los más pequeños.
