Lo ha señalado el PPN tras las pancartas sanfermineras en las que se apoya a los agresores de Alsasua, a los presos de ETA o que identifican la ikurriña con Navarra.
La presidenta de la Junta Local del Partido Popular de Navarra, Elena Samaniego, ha pedido al alcalde Asirón que no financie con dinero público a aquellas peñas que difunden mensajes contrarios a la realidad institucional de Navarra, así como aquellos de apoyo a presos de ETA y a los agresores de Alsasua o que piden que la Guardia Civil se vaya de Navarra.
“No es de recibo que el Ayuntamiento de Pamplona, siendo una institución que representa a todos los pamploneses y que debe ser garante de los valores democráticos, financie este tipo de consignas con el dinero de todos. Consignas que atacan nuestra identidad, identificando la ikurriña como bandera propia de Navarra y a nuestra comunidad como parte de Euskadi, o aquellas que ofenden a la Guardia Civil, pidiendo que se vayan de Navarra o despreciando su condición de víctimas en el caso Alsasua, y otras dolorosas para las víctimas de ETA”, ha manifestado la presidenta de la Junta Local del PPN, Elena Samaniego.
Este año, como novedad para hacer visible su rechazo a las agresiones sexistas, las peñas han decidido que la parte trasera de las pancartas vayan en color morado.
“Llama la atención que la práctica totalidad de las pancartas de las peñas, concebidas en origen como elemento de crítica al poder, no reflejen apenas a miembros del Gobierno municipal y foral, a pesar de estar totalmente politizadas”, ha apuntado. “Ocurre, pues, que la mayoría de las ideas difundidas coinciden con la postura del Ayuntamiento, y por eso nos tememos que el alcalde no vaya a mover un dedo para atender nuestra petición”, ha dicho.
“Lo que tenemos claro es que el Ayuntamiento no debe tolerar, y menos involucrarse, con cualquier mensaje que legitime de algún modo la violencia o que falte al respeto a nuestro estatus jurídico y político, recogido en la Constitución. No debe, en definitiva, permitir que se pervierta el relato de la realidad que nos rodea y que se proyecte a la sociedad un mensaje desvirtuado. Es un ejemplo peligroso que no debe ser amparado por ninguna institución pública”, ha concluido.
