• viernes, 29 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Museo a pedales: una bici-ruta organizada este jueves explorará las estatuas de Jorge Oteiza en Pamplona

La ruta, de participación libre, partirá de la Plaza del Castillo y contará con una técnico especializada que explicará las séis estatuas que se visitarán.

Homenaje al estilema vacío del cubismo, de Oteiza
Homenaje al estilema vacío del cubismo, de Oteiza. Archivo

El Ayuntamiento de Pamplona ha organizado mañana jueves una bici-ruta por las esculturas de Jorge Oteiza en Pamplona. La ruta partirá del kiosko de la plaza del Castillo a las 18 horas y recorrerá seis puntos de la ciudad con obras del artista guipuzcoano. La duración estimada es de dos horas y la participación es libre.

De la plaza del Castillo, el itinerario llegará a la plaza de la Libertad en torno a las 18.15 horas, seguirá por la Universidad Pública de Navarra (18.25 horas) y la plaza Félix Huarte en Iturrama (18.50 horas). La ruta continuará por la plaza Yamaguchi (19.10 horas) para llegar a la Ciudadela (19.30 horas). A las 20.15 horas está prevista una actuación de calle en la Ciudadela inspirada en la obra de Oteiza.

Una técnico municipal, acompañada de técnicos de movilidad y personas voluntarias de las asociaciones Bizikume y Asociación Medios Transporte Sostenible, irá explicando cada obra a los ciclistas: ‘Unidad triple y liviana’, en la plaza del Castillo; ‘Coreano’ en la plaza de la Libertad; ‘Homenaje a Sáenz de Oiza’, en el campus de la UPNA; ‘Homenaje al espíritu’ en la plaza Félix Huarte; ‘Homenaje al estilema vacío del cubismo’ en Yamaguchi; y ‘Retrato de un gudari armado llamado Odiseo’ en Ciudadela.

Esta actividad pretende promover la movilidad sostenible en Pamplona, al tiempo que se fomenta el conocimiento cultural de la ciudad. La iniciativa forma parte de las actividades programadas por el Ayuntamiento para celebrar durante este mes de septiembre el mes de la movilidad.

BICI RUTA POR LAS ESCULTURAS DE OTEIZA. JUEVES 7 DE SEPTIEMBRE. 18 HORAS

Plaza del Castillo: ‘Unidad triple y liviana’

La obra conserva unas mínimas referencias antropomórficas y va jugando con una línea serpenteante. La figura resulta de la suma de tres unidades, que será lo que el autor defina como hiperboloides. La obra fue adquirida por la Cámara de Comercio de Navarra y cedida al Ayuntamiento de Pamplona, para su colocación en la vía pública, a través de un convenio firmado en septiembre de 1997. La obra pesa unos 300 kg y se ejecutó materialmente en la Fundición Capa, de Arganda del Rey.

Plaza de la Libertad: ‘Coreano’

Esta escultura de Jorge Oteiza es una obra importante dentro de la plástica del escultor vasco. Formalmente, guarda unas claras referencias figurativas, pudiendo percibir una figura humana, aún sin rasgos definidos, con sus piernas, cuerpo, y cabeza. Tiene los brazos en alto y apoya las manos en la nuca. La figura es hueca. En concreto se abren dos espacios, uno en la parte del tronco y otro en la parte inferior, en la zona de las piernas.

El origen de esta escultura es una obra del año 1950 que se conserva en una Colección Particular. Y además, de la misma existe una réplica en el Museo Fundación Oteiza de Alzuza. La Cámara de Comercio de Navarra adquirió esta obra y la cedió al Ayuntamiento de Pamplona, para su ubicación en la vía pública, a través de un convenio firmado en septiembre de 1997. La pieza se instaló en la Plaza Conde de Rodezno, el 29 de Diciembre de 1999.

UPNA: ‘Homenaje a Sáenz de Oiza’

En el año 1997, coincidiendo con el X aniversario de la creación de la Universidad Pública de Navarra, se instalaron una serie múltiple de esculturas por diversos lugares del campus, con obras de diversos autores navarros que fueron cedidas en depósito por los mismos. Posteriormente, parte de esas esculturas fueron compradas por la Institución, y ahora forman una colección que engrosa el rico patrimonio artístico de la Universidad Pública de Navarra.

Esta monumental pieza de Jorge Oteiza fue la primera obra escultórica ubicada en el campus de la Universidad Pública de Navarra. Su estructura es sencilla con una base metálica y tres piezas verticales, todas ellas en diferentes planos y posiciones. El resto de la escultura es el espacio vacío, el hueco, esa obsesión que ha perseguido a Oteiza a lo largo de su fructífera carrera escultórica.

La obra es un homenaje al arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza (Cáseda, 1918 - Madrid, 2000), amigo personal del escultor y diseñador del edificio del Santuario de Nuestra Señora de Arantzazu, donde Oteiza dejó la que quizás sea su obra más inmortal.

Plaza Félix Huarte: ‘Homenaje al espíritu’

Esta conocida escultura de Jorge de Oteiza parte de un proyecto artístico realizado en el año 1952. Se trata de un conjunto escultórico compuesto por tres partes diferentes, de las que destacan los dos elementos verticales, que superan los cinco metros de altura. La obra se inscribe de lleno en la serie de desocupación del cilindro a partir del hiperboloide, de la que forma también parte el título Unidad triple y liviana, instalada en la plaza del Castillo.

El conjunto escultórico diseñado por Oteiza en 1952, supone trasladar las ideas del hiperboloide, a la abstracción. El monumento consta de un proyecto escrito en el cual se exponen las ideas e intenciones contenidas en la escultura. En el mismo se señala que estamos ante una articulación simple y abierta de un sistema formal liviano.

Esta obra escultórica es realizada por Jorge Oteiza en el año 1952, para el Concurso Exposición Internacional de Escultura de la Tate Gallery de Londres de 1953. En 1965 la obra se desarrolló materialmente, en piedra, para un jardín particular de Madrid y una réplica se instala en Pamplona. La escultura fue costeada por el Ayuntamiento de Pamplona y la Familia de Félix Huarte, un conocido empresario y político navarro, que fue mecenas del escultor vasco. Por ello, la obra de Oteiza está instalada en la plaza que lleva su nombre, como un homenaje a quien le apoyó durante años.

Yamaguchi: ‘Homenaje al estilema vacío del cubismo’

Estructuralmente la escultura resulta de una simplicidad total. Una base de metal sirve de apoyo a dos planchas verticales y oblicuas. Esta obra es el resultado del proceso de pensamiento de Oteiza en el problema de la desocupación del espacio, de las cajas vacías y su evolución, llegando como conclusión de todo este pensamiento, al triunfo del espacio vacío sobre la materialidad de la obra.

La colocación de estas planchas de hierro resultan un manifiesto del espacio existencial, lo que plantea una menor estructuración material de la pieza. La complejidad formal existente en obras anteriores queda reducida aquí a su mínima expresión. En definitiva, estamos ante el triunfo del vacío, el espacio abierto, la estructura interna de la caja dejada al descubierto, plasmando así las conclusiones a su proyecto experimental.

El original de esta pieza del Parque de Yamaguchi se conserva en el Museo de la Fundación Jorge de Oteiza, en Alzuza y data del año 1959. Existe también réplica de la obra en el Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofía de Madrid.

Ciudadela: ‘Retrato de un gudari armado llamado Odiseo’

Esta escultura de Jorge Oteiza es una de sus célebres cajas vacías. Supone la segunda fase, y el complemento, de otra pieza similar existente en el Museo de San Telmo de San Sebastián.

Su tamaño es considerablemente mayor de lo que manejaba hasta entonces el escultor. La obra pesa unos 1.500 kg y está concebida como un homenaje al guerrero vasco Odiseo. Es cierto que Odiseo fue geográficamente griego pero Oteiza lo identifica como el espíritu del cazador protohistórico vasco, con un guerrero vasco. Estamos ante una obra escultórica abstracta, de enorme carga simbólica para el escultor.

Está compuesta por una serie de planchas de acero, en negro, que se van ordenando en ángulo recto, dejando espacios internos vacíos. Unas planchas están cerradas, opacas, mientras otras aparecen abiertas, con oquedades, de manera que permiten contemplar el interior de la obra. La pieza refleja la preocupación del autor durante toda su existencia, la desocupación del espacio, el significado del vacío.

Oteiza definía estas cajas vacías como impresionantes espacios cerrados, prismas rectos, vacíos geométricamente rectos, intemporales, trampas-laberintos. El autor inicia la investigación plástica en esta línea hacia 1957.

En Sao Paulo presenta una serie de Construcciones Vacías en chapa de hierro. Los títulos de las obras dan idea del planteamiento teórico de Oteiza; desocupación activa del espacio, construcción vacía, vacíos en cadena, etc.


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