Decenas de personas se han concentrado frente a La Casa del Libro, el local que ha adquirido el reloj que antes lucía en la tienda de Kukuxumusu del número 76 de Estafeta.
293 días. Es la cifra que queda para San Fermín y, como en los viejos tiempos, no hará falta volverse loco calculándolo con un calendario en la mano porque, de nuevo, el mítico reloj de la calle Estafeta ha vuelto a ponerse en marcha este sábado.
Bajo el sol de mediodía, decenas de personas, entre ellas el alcalde Joseba Asirón, se han concentrado frente a La Casa del Libro, el local que ha adquirido el reloj que antes lucía en la tienda de Kukuxumusu del número 76 de Estafeta.
Ahí, el acto a comenzado con un aurresku y, a continuación, Carmelo Buttini, que a día de hoy lleva junto a sus hermanos la histórica librería abierta en 1943, ha pronunciado junto a su amigo Fermín Echarri unas palabras rodeado de aplausos recalcando el espíritu sanferminero de la ciudad. Después ha estallado la fiesta con el encendido del reloj. 293 días, 52 minutos y 0 segundos es lo que se ha podido leer en un primer momento.
"San Fermín es un santo muy especial. Es de los que más devotos tiene, aunque sean ateos", ha bromeado Echarri.
"Somos tan especiales en Pamplona que cada uno tenemos nuestro propio programa sanferminero. Los pamploneses vamos a nuestra bola. Por ejemplo, cambiamos el famoso verso original de 'son en el mundo entero una fiesta singular' por 'una fiesta sin igual', y eso lo podéis comprobar. Sanfermines hay tantos como gente que viene a disfrutarlos. Estamos aquí pasa inaugurar aquí el nuevo reloj de la cuenta atrás porque al abuelo Benito, que tenía un negocio en la calle Eslava, se le ocurrió la idea de fundar este negocio familiar en 1943", ha continuado.
"Carmelo me dijo que la reinauguración sería hoy porque Javier, su padre, que falleció el pasado marzo, era natural de Huarte y nunca se perdía sus fiestas, que empiezan este día a las 12. Por eso hemos decidido empezarla en esta fecha tan especial", ha culminado.
A continuación, Carmelo ha querido ser breve: "Estoy encantado de que hayáis venido todos. Es todo un placer ¡Ya falta menos!", ha exclamado.
Además , en declaraciones a Navarra.com ha explicado emocionado que "ha sentido como si hubiera tirado el Chupinazo". "Tuvimos que negociar para conseguirlo, lo quería la gente... cuando me dijeron que el reloj era mío lloré", ha continuado.
Buttini, al enterarse del cierre de la tienda de Kukuxumusu decidió ponerse en contacto con ellos arengado por sus propios clientes y por comentarios de gente anónima a través de redes sociales que planteaban la idea de que el reloj fuera a parar a su negocio.
"Este reloj se queda completamente fijo aquí. Yo estoy encantado de la vida", ha concluido.
