• jueves, 18 de abril de 2024
  • Actualizado 07:26
 
 

TERRORISMO

Homenaje al camionero que se enfrentó a los asesinos de la primera víctima de ETA

La Guardia Civil homenajea a Fermín Garcés Hualde, que dejó su profesión para unirse al Cuerpo y en 1988 esquivó otro atentado de ETA en Madrid.

pardines primera víctima de eta
José Antonio Pardines Arcay, primera de las más de 800 víctimas mortales de ETA. CEDIDA

La Guardia Civil rendirá homenaje el viernes a un hombre de 87 años llamado Fermín Garcés Hualde, la persona que se enfrentó a los etarras que mataron al agente de 25 años José Antonio Pardines Arcay, la primera de las más de 800 víctimas mortales de ETA. Este ciudadano, que luego se integró en el Instituto Armado, fue condecorado en su día, pero no ha sido hasta ahora, 48 años después, cuando le será impuesta su medalla en un acto que servirá además para celebrar los 75 años del servicio de Información del Cuerpo.

Fermín era un camionero de 39 años cuando se enfrentó con unos desconocidos que acababan de asesinar a un agente en la carretera Nacional I a su paso por la localidad guipuzcoana de Villabona. Era el 7 de junio de 1968 y lo que no sabía entonces es que aquellos individuos eran miembros de una banda terrorista llamada ETA que quería la independencia del País Vasco. Ni que aquel sería el primero de muchos atentados. Tampoco intuía aquel camionero que el terrorismo etarra volvería a acecharle años después.

Garcés se bajó de su camión, se encaró con los terroristas y acto seguido salió en busca de ayuda. Pardines fue asesinado cuando regulaba el tráfico en una zona de obras junto a su compañero, el agente Félix de Diego Martínez, quien hacía lo mismo dos kilómetros más adelante. Hasta este segundo guardia llegó Garcés, quien le avisó de lo que acababa de suceder. A ese guardia también le acabó matando ETA once años después en Irún. Ya estaba retirado cuando fue asesinado.

Así relató la acción el propio Garcés al investigador Alfredo Hedroso en 2013: "A la entrada de Villabona, a la altura de una yesería, otro guardia civil había parado un Seat Coupé blanco. De repente oigo un disparo, pero en un principio yo creía que era el ruido de la rotura de un buje de alguna ballesta del camión y miré hacia atrás, comprobando que la carga estaba bien".

"¡QUIETOS, ASESINOS, QUIETOS!"

"Al volver la vista hacia adelante veo al guardia civil caído en el suelo y que dos individuos están disparando contra él. Me bajo del camión y les grito: "¡Quietos, asesinos, quietos!". Y agarro a uno por el hombro, al Sarasketa, pero el otro, el Etxebarrieta, me apunta con su pistola y tengo que soltarlo. A continuación el Etxebarrieta tira al suelo la moto del guardia y los dos huyen en el coche en dirección a Villabona".

El terrorista que apretó el gatillo era Txabi Etxebarrieta, quien murió unas horas después en Tolosa tras otro enfrentamiento con la Guardia Civil. Junto a él estaba Iñaki Sarasketa, quien fue detenido, condenado a muerte, pena que luego le fue conmutada por la cadena perpetua. Quedó en libertad en 1977 beneficiado por la amnistía. Ambos etarras se dirigían a San Sebastián con la intención de preparar el atentado contra el inspector de Policía Melitón Manzanas, asesinado también dos meses después de que Pardines se cruzase en el camino.

En una entrevista concedida al suplemento 'La Revista' de 'El Mundo' y recogida en el libro 'Vidas Rotas', Sarasketa describe cómo vivieron ellos el asesinato. "Txabi me dijo: 'Si lo descubre, lo mato'. 'No hace falta', contesté yo, 'lo desarmamos y nos vamos'. 'No, si lo descubre lo mato'. Salimos del coche. El guardia civil nos daba la espalda de cuclillas mirando el motor en la parte de detrás. Sin volverse empezó a hablar: "esto no coincide...".

Pardines había encontrado algo sospechoso en la matrícula de aquel Seat 850 Coupé con matrícula de Zaragoza, pidió la documentación del vehículo y se fue a la parte de atrás a comprobar el número de bastidor.

"TXABI SACÓ LA PISTOLA"

"Txabi sacó la pistola y le disparó en ese momento. Cayó boca arriba. Txabi volvió a dispararle tres o cuatro tiros más en el pecho. Había tomado centraminas y quizá eso influyó. En cualquier caso, fue un día aciago. Un error. Era un guardia civil anónimo, un pobre chaval. No había necesidad de que aquel hombre muriera", admitió Sarasketa en 1998.

Unos meses después de aquella experiencia, Fermín Garcés decidió dejar el camión y unirse al Cuerpo. Realizó las pruebas y un proceso de formación no excesivamente exigente en esos años y fue destinado a Madrid, concretamente al Servicio de Material Móvil, según informan a Europa Press fuentes de la Guardia Civil. Allí pudo poner en práctica sus conocimientos como camionero dedicado al mantenimiento del parque automovilístico.

No tuvo una vida tranquila en cualquier caso. Vivía en la sede de la Dirección General de la Guardia Civil en la calle Guzmán el Bueno de Madrid cuando ETA colocó un coche bomba en sus inmediaciones en 1988, según las mismas fuentes consultadas. En aquel atentado murió un niño de dos años y un director de largometrajes de TVE.

Ya como miembro del Instituto Armado fue condecorado con la medalla al Mérito de la Guardia Civil con Distintivo Rojo por su acción el día del asesinato de Pardines, pero nunca se le llegó a entregar físicamente la insignia. Este viernes, 48 años después, se le impondrá definitivamente. Nacido en Navarra, hoy tiene 87 años de edad y varios hijos. Las fuentes consultadas han revelado a Europa Press que la Guardia Civil le ha proporcionado un uniforme nuevo a su medida para la ocasión.

La figura de Pardines, hijo y nieto de guardias civiles, ha estado siempre presente en el recuerdo de los miembros del Servicio de Información dedicados a la lucha contra ETA. Con su nombre bautizaron la operación con la que se arrestó a la última cúpula de la banda desarticulada el pasado septiembre en Baigorri (Francia).


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Homenaje al camionero que se enfrentó a los asesinos de la primera víctima de ETA