Se ha decidido cobrar 8 euros para cubrir parte del aumento del presupuesto de las fiestas y la medida no afectará a los residentes en la localidad.
Bayona, la ciudad gala con la que Pamplona se hermanó en 1960 y desde entonces comparten fuertes vínculos festivos y culturales, ha decidido incluir una sustanciosa novedad en sus fiestas patronales que arrancan este miércoles.
Los visitantes que quieran acceder a la fiesta de la ciudad francesa deberán pasar por taquilla y pagar una entrada. La medida se aplicará durante el fin de semana, coincidiendo con el repunte de afluencia para disfrutar de los actos festivos.
Se trata de una novedosa medida que se va a aplicar sólo para personas no residentes, ya que los vecinos de Bayona no deberán pagar esta cuota.
La entrada a las calles céntricas de Bayona se va a controlar a través de una pulsera roja, como se hace en algunos festivales de música y en otros eventos.
El precio de la entrada será de 8 euros y permitirá acceder a las calles del centro de la ciudad durante el viernes, sábado y domingo, día en que terminarán las fiestas patronales. El miércoles y jueves, primeros días de celebración, el acceso será gratuito para todos.
Se trata de una medida inedita que el Ayuntamiento de Bayona ha anunciado para sufragar el coste creciente de las fiestas, que este año alcanzan un presupuesto de 2'1 millones de euros.
La necesidad de aumentar las medidas de seguridad, especialmente tras los atentados yihadistas y la amenaza global del terrorismo, ha disparado la factura de las fiestas municipales. De los 2'1 millones de presupuesto, un millón y medio de euros corre a cargo de los fondos municipales.
De esta manera, el Ayuntamiento de Bayona ha tomado una decisión con la que pueda recaudar fondos para evitar que el peso de la financiación de las fiestas recaiga exclusivamente en sus vecinos empadronados en la ciudad francesa.
La ciudad hermana de Pamplona arrancará este miércoles sus fiestas, también marcadas por los atuendos en blanco y rojo, con esta importante novedad que ha despertado la polémica entre los vecinos de la localidad y los visitantes que suelen acudir a esta fiesta de referencia dentro de la zona sur de Francia.
