• viernes, 19 de abril de 2024
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TERRORISMO

Covite premia al 'héroe del monopatín', el joven que murió apuñalado en los atentados de Londres al socorrer a otras víctimas

El emocionado padre del joven ha recogido este galardón internacional y ha asegurado sentirse "rodeado de "héroes".

Entrega del galardón a Joaquín Echeverría, padre de Ignacio. CEDIDA
Entrega del galardón a Joaquín Echeverría, padre de Ignacio. CEDIDA

El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha concedido este sábado su XVI Premio Internacional a título póstumo a Ignacio Echeverria, héroe de los atentados yihadistas de Londres perpetrados el pasado junio.

La presidenta COVITE, Consuelo Ordóñez, ha entregado el galardón a Joaquín Echeverria, padre de la víctima, en un acto celebrado en el Hotel María Cristina de San Sebastián y ha alabado el “comportamiento ejemplar” de Ignacio, que ha defino como “algo bueno para la humanidad, que vio en él el reflejo de lo que todos deberíamos ser”.

Joaquín Echeverria, en una emocionante intervención, ha agradecido el galardón y ha afirmado que “en esta sala estoy rodeado de héroes”.

En su discurso, Consuelo Ordóñez ha recordado cómo el pasado 3 de junio Ignacio Echeverria, de 39 años, estaba con unos amigos en Londres cuando vio cómo un terrorista apuñalaba a una mujer y un policía acudía en su ayuda.

Ordóñez ha explicado que Ignacio sintió el “impulso moral” de acudir a ayudar al agente armado únicamente con su monopatín. “En esas décimas de segundo, cuando a uno se le presenta el impulso animal de huir, Ignacio se aferró a la libertad y a la razón. Pudo elegir salvarse y, sin embargo, decidió acudir al rescate de una persona a la que ni siquiera conocía. En el fondo, de alguna manera nos salvó a todos”, ha afirmado la presidenta de COVITE.

Dirigiéndose a la familia, Ordóñez ha declarado que “si Ignacio Echeverria hubiera nacido en el País Vasco, habría sido uno de los nuestros, habría formado parte de la familia de los resistentes” y ha asegurado que “tenemos una deuda ya insalvable” con Ignacio.

Asimismo, ha reiterado “nuestra admiración infinita” y ha añadido que “al menos una parte de ella está simbolizada en este Premio Internacional de COVITE”, ha concluido.

El padre de Ignacio Echeverria, Joaquín, ha recogido el galardón y ha asegurado que quería venir a recogerlo “para rendir homenaje a los héroes que estáis aquí”. “Mi hijo Ignacio murió y tuvimos suerte: pudimos hacer una fiesta con sus amigos y familiares para celebrar que lo habíamos conocido. Vosotros fuisteis víctimas del desprecio y la indiferencia: eso nos diferencia. Por eso os quiero rendir homenaje”, ha declarado.

En su discurso, la presidenta de COVITE también ha reivindicado la figura de los ciudadanos anónimos que plantaron cara a ETA y se ha preguntado que por qué esas “historias ejemplares” no están presentes en el foro del Parlamento vasco donde se discute la Ponencia de Memoria. Ella misma ha respondido a la cuestión afirmando que “esas historias llevarían a más de un parlamentario vasco a recordar qué hacía mientras otros defendían la libertad de todos jugándose la vida”.

Por último, Ordóñez ha advertido que, mientras hoy los únicos que reciben tratamiento de héroes en las calles del País Vasco y de Navarra son terroristas de ETA que salen de prisión y que se sienten orgullosos de su pasado criminal.

La presidenta de COVITE ha adelantado que el Observatorio de la Radicalización de COVITE ha documentado en lo que va de año 33 recibimientos públicos y multitudinarios a etarras. Se trata, ha explicado, de “calles de ciudades y pueblos cortadas para brindarles un homenaje exclusivamente porque en sus biografías figura sus andanzas criminales bajo las siglas de ETA”.

Antes de la entrega del Premio, se ha celebrado una mesa redonda sobre los héroes ciudadanos que se enfrentaron al terrorismo moderada por el periodista Santiago González y en la que han participado el filósofo Fernando Savater, la activista Cristina Cuesta y la presidenta de COVITE.

Savater ha reflexionado sobre la figura del héroe, al que ha definido como “alguien que hace algo que le parece evidente, pero que nadie haría en su lugar; el gesto más sencillo, pero el que nadie quiere hacer”.

El filósofo ha reclamado que “las sociedades deberían tener héroes colectivos, ciudadanos a quienes no les falta coraje, que saben cuándo obedecer y cuándo no, y en ambos casos, soportan la responsabilidad”.

Cristina Cuesta ha admitido que con el asesinato Gregorio Ordóñez “aprendimos que no bastaba con estar en la calle en silencio, sino que había que luchar por nuestros derechos políticos”.

Cuesta ha reconocido a quienes “todavía hoy en el País Vasco y en Navarra tienen que enfrentarse al odio”. Por último, Consuelo Ordóñez, ha recordado sus comienzos en el activismo y ha admitido que “los activistas que encontré en la calle me ayudaron a convertir el odio en el algo constructivo”


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