La víctima perdió el 80 % del cuero cabelludo y recibió media docena de puñetazos en la cara con los que también le rompió la nariz.
El acusado, un joven de 31 años y natural de Kentucky (EEUU), ha alegado durante la celebración del juicio que la brutal paliza que le propinó a su novia fue por un ataque de celos. Los hechos se produjeron en 2015, pero ha sido ahora cuando se le ha juzgado.
Al parecer, el agresor vio a través de las redes sociales una fotografía publicada por otro hombre de su novia con su hijo en un parque y ese fue el detonante.
El estadounidense torturó a la mujer durante una hora. Le propinó hasta seis puñetazos en la cara y el abdomen, cogió un cuchillo con el que le seccionó más del 80 % de su cuero cabelludo y, al final, ordenó a su perro (de raza Pitbull) que le atacara.
Todos estos ataques dejaron un balance de graves heridas. La mujer llegó al hospital con la nariz rota, los ojos hinchados y la pérdida de gran parte del pelo.
Sin embargo, el agresor no terminó ahí y se burló, según cita el abogado de la víctima, de lo que había hecho con frases como: “Ahora eres calva. ¿Quién te va a querer?”. Además, tras la agresión el acusado acudió a casa de la madre de su pareja para arrojar en una bolsa de plástico el pelo que le había arrancado.
Pese a la gravedad de los hechos, el abogado del joven estadounidense ha sostenido que todo se produjo en defensa propia, ya que asegura que la novia fue la primera en sacar el cuchillo durante la brutal discusión y ha intentado culpar al perro de las heridas que la mujer sufrió en la cabeza.
No obstante, el juez no ha tenido en cuenta sus atenuantes y le ha condenado a 20 años de prisión.
