Noa Pothoven fue violada por su primo cuando era una pequeña, episodio tras el que sufrió un trastorno de estrés postraumático, depresión y anorexia.
Cuando hace unos meses, la eutanasia era uno de los temas a debate entre los políticos españoles, cuando Ángel Hernández ayudó a morir a su mujer María Carrasco e iba a ser juzgado por la Justicia, un nuevo caso vuelve a conmocionar Europa.
Una joven holandesa de 17 años ha muerto en su casa con la ayuda de una "clínica para el final de la vida". Noa Pothoven fue violada por su primo cuando era una pequeña, episodio tras el que sufrió un trastorno de estrés postraumático, depresión y anorexia.
Todos estos sentimientos los reflejó en un libro en el que contaba su historia, que tenía por título 'Ganar o aprender' con la intención de ayudar a jóvenes vulnerables que luchan por la vida. Un día antes de su fallecimiento Noa hizo pública su decisión en las redes sociales
"Estuve deliberando por un tiempo si debería o no compartir esto, pero decidí hacerlo de todos modos. Tal vez esto sea una sorpresa para algunos, dado mis publicaciones sobre hospitalización, pero mi plan no es impulsivo. Tras años de luchar y pelear, estoy agotada. He dejado de comer y beber por un tiempo y, después de muchas discusiones y evaluaciones, decidí dejarme ir porque mi sufrimiento es insoportable", escribió.
"El amor es dejar ir, en este caso", publicó y pidió a sus seguidores que no la intentasen convencer, ya que su decisión estaba tomada.
LA EUTANASIA
Holanda, el país de esta joven, fue el primer país europeo en legalizar la eutanasia. La ley entró en vigor en abril de 2002 aunque esta práctica era tolerada desde 1993. En los Países Bajos se considera legal la intervención directa y eficaz del médico para causar la muerte de un paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con padecimiento insoportable.
El paciente debe residir en Países Bajos y la petición de eutanasia o de ayuda al suicidio debe ser reiterada, voluntaria y producto de la reflexión. El médico que vaya a aplicar la eutanasia está obligado a consultar el caso con un compañero (o dos en el caso de que el sufrimiento sea psicológico), que tiene que emitir el correspondiente informe.
Las peticiones de eutanasia las pueden hacer menores de edad, como en este caso, con el consentimiento de los padres en el caso de edades comprendidas entre los 12 y 16 años inclusive) y sin el consentimiento, aunque participando en la decisión final (entre los 16 y 17 años).
