• jueves, 28 de marzo de 2024
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SUCESOS

Las claves del accidente de avión en Colombia: Sin combustible, sin poder aterrizar y con un avión no apto para largas distancias

Una cadena de errores ha causado el accidente de avión en Colombia con un balance de 71 fallecidos y 6 heridos, uno de ellos muy grave.

Avión estrellado en Colombia donde fallecieron 71 personas. EP
Avión estrellado en Colombia donde fallecieron 76 personas. EP

Las últimas noticias sobre las causas del avión siniestrado en Colombia apuntan a la escasez de combustible como la hipótesis más válida, según las conversaciones recogidas entre el piloto y la controladora del aeropuerto. Además, el testimonio de la auxiliar de vuelo, Ximena Suárez quien ya ha confirmado que el avión tuvo un fallo eléctrico poco antes del siniestro.

El avión de la compañía Lamia que trasladaba a los jugadores del equipo brasileño Chapecoense se estrelló el lunes por la noche en la zona del Cerro Gordo de la Unión, en el departamento de Antioquia, tras haber informado de que sufría un fallo eléctrico.

A bordo de la aeronave viajaban 77 personas, entre jugadores, acompañantes, técnicos, periodistas y tripulantes, de los que solo han sobrevivido seis. La Fuerza Aérea de Brasil ha enviado un avión para repatriar los cuerpos cuando se complete su identificación en Colombia.

La cadena de errores ha finalizado con un balance de 71 fallecidos y seis supervivientes, uno de ellos en estado muy grave. El equipo de fútbol brasileño que viajaba para celebrar el partido de ida de la Copa Sudamericana, debía de haber partido de Sao Paulo en un Airbus 320 desde Sao Paulo el lunes. Sin embargo, las autoridades aeronáuticas brasileñas, en concreto la Agencia de Aviación Civil de Brasil desautorizó la partida del Airbus rumbo a Medellín, lo que obligó a otra alternativa de vuelo que pasaba por hacer escala en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra donde embarcaron en el avión que acabó siniestrado.

El Airbus 320 tiene una autonomía de vuelo de más de siete horas, lo que no sucede con la aeronave que se estrelló en la zona de Cerro Gordo a apenas 30 kilómetros de su destino, Medellín. El avión siniestrado era un RJ 100, de fabricación británica de la compañía Lamia y está diseñado para cubrir distancias cortas.

DOS EMERGENCIAS A LA VEZ EN EL MISMO AEROPUERTO

La travesía entre Santa Cruz de la Sierra y Medellín debía de durar unas cuatro horas y expertos en seguridad manifiestan su incredulidad por la elección de esta aeronave para cubrir una distancia de 2.265 kilómetros. Recuerdan que los protocolos de seguridad dictan que la aeronave debe tener combustible suficiente para llegar a su destino, pero también para una eventual espera, e incluso para tener que aterrizar en aeródromos alternativos en caso de que pueda presentarse una emergencia climática o técnica. La distancia entre la ciudad boliviana y la

colombiana suponía apurar la capacidad del depósito de combustible en exceso. Cualquier imprevisto, como así sucedió, era una temeridad.

Para sumar aún más errores al cambio de avión, a la elección inadecuada de la nave por su depósito de combustible se suma otro imponderable más, una emergencia en el mismo aeropuerto de Rionegro en Medellín. Un Airbus 320 tuvo prioridad en el aterrizaje frente al RJ100 porque evidenciaba una falta de combustible. La torre de control le dio prioridad. Ahora, las autoridades deberán determinar porqué se dio autorización al Airbus procedente de Panamá antes que al RJ100 que alertaba de no tener combustible.

Dos aviones en el aire, uno sin combustible y el otro, el Airbus 320 que evidenciaba un fallo de pérdida de combustible en vuelo. De ahí que el avión del Chapecoense diera vueltas en el aire. Estaba esperando que le autorizaran el aterrizaje. Mientras, y a la espera de una autorización que no llegó, el avión se apagó.

Según los expertos consultados, los testimonios de los supervivientes y los de la Torre de Control parece que comienzan a despejarse las dudas iniciales sobre qué desencadenó la tragedia. Sin combustible se produjeron los fallos eléctricos del avión y se apagaron los generadores. El avión se precipitó al vacío y lo demás ya forma parte de la historia de las desgracias aéreas. Se estrelló pero no explotó. No tenía combustible.

Inicialmente se barajó la posibilidad de que el propio piloto vaciara los tanques al ser consciente de que se iban a estrellar pero las últimas evidencias vienen a determinar que el piloto no tuvo combustible que soltar para evitar el incendio tras el impacto. Sus tanques estaban secos.

El piloto fallecido informó de su situación a la Torre de Control pidiendo la ruta más rápida de aterrizaje, lo que se conoce como "solicitar vectores". Las grabaciones efectuadas demuestran el dramatismo del momento cuando grita, exige y "solicita vectores". Los controladores no declararon la emergencia del vuelo RJ100. Estaban solventando la del Airbus 320 que había detectado pérdida de combustible. Esta nave que sí aterrizó procedía de Panamá y afortunadamente logró solventar su incidente sin más contratiempos.

SALVÓ LA VIDA POR SEGUIR LOS PROTOCOLOS DE SEGURIDAD

Entre los supervivientes están dos tripulantes, tres futbolistas y un periodista. Erwin Tumiri, el técnico que sobrevivió en el accidente ha contado que logró salvar su vida porque siguió los "protocolos de seguridad" en el momento del impacto contra el terreno.

"Sobreviví porque seguí los protocolos de seguridad. Ante la situación, muchos se levantaron de sus asientos y comenzaron a gritar. Puse las maletas entre mis piernas para formar la posición fetal que se recomienda en los accidentes", ha relatado Tumiri, en declaraciones a la cadena colombiana Caracol Radio.

De los nueve integrantes de la tripulación, solo sobrevivieron Tumiri y la auxilitar de vuelo Ximena Suárez, que ha contado al diario 'El Colombiano' que el avión "se apagó por completo" antes de sufrir un "fuerte descenso" y un "gran impacto" contra el suelo.

"VELATORIO COLECTIVO"

El equipo de fútbol de la ciudad brasileña de Chapecó hará un "velatorio colectivo" en su estadio por las víctimas del avión en el que viajaban los jugadores, los técnicos y una amplia delegación de prensa.

El Chapecoense, un modesto equipo de fútbol fundado hace tres décadas, llegaba a Medellín para jugar la final de la Copa Sudamericana contra el Nacional de Colombia. Su rival deportivo ha propuesto que se le conceda el galardón en memoria de las víctimas.

"Nuestra idea es hacer un velatorio colectivo en nuestro querido estadio (...) porque todas las personas quieren mostrar su apoyo, darse un abrazo", ha dicho el vicepresidente del Chapecoense, Ivan Tozzo, en declaraciones a Reuters.

De hecho, el martes cientos de hinchas vestidos de verde y blanco, los colores del club deportivo, se han concentrado a las puertas del Arená Conda en una vigilia espontánea. Camisetas, balones, flores y mensajes conforman un altar improvisado.

El luto por este suceso supera a los seguidores del Chapecoense. Los colegios públicos de Chapecó, una localidad de apenas 200.000 habitantes, han anunciado que durante los próximos dos días las clases estarán suspendidas.

El portero Jackson Follmann, suplente del Chapecoense y uno de los seis supervivientes ha perdido una pierna en el siniestro, si bien está fuera de peligro, según ha confirmado el consejero del equipo Celson dalla Costa en rueda de prensa.

"Follmann pasó por algunas cirugías y se le amputó una pierna, pero está bien", ha asegurado, según declaraciones recogidas por la emisora RCN. Por su parte, Hélio Hermito Zampier Neto ha sufrido un traumatismo craneal por el que ha tenido que ser intervenido.

El lateral de la Chapecoense Alan Ruschel, el tercer y último miembro del equipo que ha sobrevivido al accidente, también ha tenido que ser operado y ha sido trasladado a otro hospital para continuar con los exámenes médicos, según ha aclarado Dalla Costa.


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