En una esquina del Paseo de Sarasate, frente al Palacio de Navarra, se alza imponente el edificio del Banco de España, uno de los bancos más antiguos existentes en Navarra constituido en 1856.
Anteriormente, en esta misma ubicación se encontraban los talleres donde se reparaban los carros y carretas de Pamplona. Sin embargo, en 1850 se construyó un edificio que albergaba la Alhóndiga Municipal, un lugar destinado a desembarcar los abastos que llegaban a la ciudad, que contaba con dos alturas y grandes ventanas.
No fue hasta 1895 cuando el Banco de España adquirió el edificio para ubicar allí su sede en la capital navarra. En 1922 se demolió el inmueble que había sido propiedad del Ayuntamiento de Pamplona y entre 1925 y 1927 los arquitectos José Astiz y José Yárnoz Larrosa construyeron el actual en cuyo extremo oriental empieza la avenida de San Ignacio.
Protegido por ser declarado patrimonio histórico, el antiguo edificio del Banco de España cuenta con más alturas y más pretensiones. Con un estilo clásico, tiene cuatro columnas y varias pilastras en sus fachadas, y la parte superior, de pizarra, recuerda a la arquitectura burguesa de Francia. Además, cuenta con un sótano, planta baja y cuatro plantas superiores.
Hasta el año 2011 continuó siendo la sucursal del Banco de España en Pamplona. Sin embargo, estuvo cerrado hasta que en 2017 volvió a abrir sus puertas para albergar oficinas del Ministerio de Trabajo (Inspección de Trabajo, Fondo de Garantía Salarial y Comercio Exterior) que hasta entonces habían estado dispersas por la ciudad.
A pesar de que a simple vista parece que nada ha cambiado en el exterior, a excepción del lavado de las fachadas y la sustitución de la cubierta, durante esos seis años, el inmueble sufrió una importante remodelación para transformarse en un edificio adaptado a su nuevo uso.
