• jueves, 18 de abril de 2024
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BALANCE DE LEGISLATURA

El cuatripartito dice 'goodbye' al inglés e impone el euskera como el idioma más 'internacional' para Navarra

El Programa de Aprendizaje en Inglés ha sufrido numerosos golpes durante esta legislatura que han acabado por herir un formato exitoso en la Educación de esta comunidad.

La portavoz del Gobierno navarro, María Solana, toma posesión como nueva consejera de Educación en sustitución de José Luis Mendoza (32). IÑIGO ALZUGARAY
La portavoz del Gobierno navarro, María Solana, toma posesión como nueva consejera de Educación en sustitución de José Luis Mendoza. IÑIGO ALZUGARAY

El empeño por imponer el euskera en la Comunidad foral de Navarra ha tenido durante estos cuatro años importantes 'daños colaterales' especialmente en el sector educativo, en donde se han sucedido los escándalos, los cambios de consejeros y algunas de las decisiones más "sectarias", tal y como han denunciado los partidos de la oposición.

La Educación en Navarra ha pasado de ocupar un lugar privilegiado en las agendas institucionales a ser usada como un instrumento político más de la agenda nacionalista de este Gobierno.

Así, la presidenta Barkos convirtió al Programa de Aprendizaje en Inglés (PAI) en la gran víctima de su recién estrenado Ejecutivo con una moratoria, ya anunciada en sus actos de campaña durante las pasadas elecciones forales, que se consumó con la llegada del consejero de Educación, José Luis Mendoza.

Un 'parón' que, en principio, iba a durar un solo curso escolar con la excusa de "revisar el programa y proponer medidas correctoras", pero que ha terminado por enquistarse durante toda esta legislatura en favor del avance del euskera.

No pasaron ni dos meses desde que el consejero José Luis Mendoza llegó al Palacio de Navarra cuando arrancó su campaña de descrédito hacia la enseñanza en inglés. 

"Se está experimentando con nuestro alumnado de manera vertiginosa, sin los controles necesarios ni evaluaciones, sin una previsión de futuro, sin una estrategia ni un plan que prevea posibles efectos curriculares o pedagógicos", añadió en una comisión en la que desgranó sus líneas de actuación como la creación de una Ley Foral para regular el aprendizaje de idiomas en Navarra, dando carta blanca al euskera por encima de cualquier lengua.

Pero frente a estos ataques, el consejero Mendoza se encontró con el muro de la ciudadanía.

Profesores, padres, directores de colegios y APYMAS exigieron al titular de la Educación en Navarra la continuidad de un programa implantado ya en la mayoría de los colegios de la Comunidad Foral y que, además, sus resultados evidenciaban un funcionamiento óptimo.

Ante esta situación, la propia presidenta decidió 'apagar el fuego' azuzado por Mendoza y convocó reuniones con el tejido educativo foral para trasladarles "un mensaje de tranquilidad" que no caló en la sociedad.

No obstante, los empeños del consejero siguieron por otros derroteros y la moratoria siguió su curso frenando la extensión del Programa de Aprendizaje en Inglés (PAI) a otros centros educativos.

Una decisión sustentada en un supuesto informe elaborado por el Servicio de Recursos Humanos en 2013 que contaba "con datos falseados y desactualizados", según denunciaron los regionalistas, y que señalaba directamente a los profesores y su escasa capacidad de hablar en la lengua de Shakespeare.

A pesar de los datos sesgados y que en alguna ocasión Mendoza tuvo que reconocer que el PAI funcionaba correctamente en Navarra, el consejero continuó con sus anhelos por imponer el euskera en las aulas navarras en detrimento del idioma más universal.

Así, decidió regular a través de una Orden Foral la entrada y salida de los centros navarros del programa de inglés, poniéndoles trabas para implantarlo y 'alfombra roja' para que lo abandonaran, ya que tan sólo bastaba con contar con el visto bueno del Consejo Escolar del centro.

La nueva normativa, prevista para noviembre de 2016, tampoco gustó a la mayor parte de centros que tenían o querían implantar el Programa de Aprendizaje en Inglés y CONCAPA también pidió su retirada inmediata.

A pesar de los continuos informes que demostraban que Navarra era una de las comunidades con mejor inglés, Mendoza continúo la senda emprendida desde el comienzo de su legislatura y amplió su fobia por esta lengua, ahora trasladando su desdén a la Ribera.

El Partido Popular dio la voz de alarma y denunció que el cuatripartito "había escogido los centros de referencia del PAI en la Ribera, con buenos resultados, para acoger el modelo D", lo cual consideró un "nuevo atentado contra el inglés".

La situación inaguantable ante este y otros asuntos como el de las becas en Educación llevó al consejero José Luis Mendoza a presentar su dimisión el 11 de abril de 2017, dejando al departamento en uno de sus peores momentos por sus polémicas decisiones y enfrentado con la mayoría de los sectores.

Un cargo que fue asumido por la hasta entonces portavoz del Gobierno de Navarra, María Solana, quien cogió las riendas de la Educación en la Comunidad foral y la herencia de su predecesor en materia lingüística.

La nueva consejera abogó por una línea continuista similar a la que inauguró Mendoza tras las elecciones forales de 2015 y en la que se primaba el euskera por encima de cualquier lengua, también en aquellas zonas no vascófonas como la Ribera.

De hecho, en esta zona de Navarra se vivieron algunos de los momentos más memorables y tensos de la legislatura protagonizados por el alcalde de Marcilla.

Durante la celebración del aniversario del instituto Marqués de Villena, el alcalde Mario Fabo realizó un discurso en el que defendía el uso y el fomento de la lengua castellana en la Educación y dio la bienvenida a las autoridades, entre las que se encontraban Barkos y la consejera Solana, con un: "Bueno, como no sé euskera. Good morning".

Unas palabras que poco gustaron al cuatripartito de Barkos y que fueron respondidas por la propia presidenta, que no dudó en recriminar al alcalde de Marcilla lo acontecido.

"Es mucho más fácil decir egunon que good morning", puntualizó la líder del Ejecutivo evidenciando su rechazó al inglés y su claro favoritismo hacia el euskera.

Dejando las anécdotas a un lado, Solana hizo lo que prometió: seguir con las políticas lingüísticas del anterior consejero, por lo que el inglés continuó relegado por el cuatripartito como una opción de segunda fila, siempre por debajo del euskera.

Un nuevo mazazo para el inglés llegó en los últimos años de legislatura con la supresión de, al menos, un centenar de plazas de la denominada 'English week', dirigida a alumnos de 5º de Primaria, al mismo tiempo que la consejera hacía 'oídos sordos' a las voces que criticaban un descenso en el número de horas de inglés en los centros.

"La media del curso pasado es de 11,05 sesiones en centros PAI y la media de este curso es de 11,01 sesiones. Actualmente la horquilla de sesiones contemplada en la orden foral permite que los centros impartan un número de sesiones acorde con las necesidades lingüísticas de su alumnado. Los cambios producidos han sido mínimos", aseguró Solana tras ser preguntada por UPN Y PSN en el Parlamento foral.

Lo mismo ha ocurrido con las ayudas. Bandeja de oro para el euskera frente al inglés, el idioma del presente y el futuro.

La consejera se negó a que los alumnos que tuvieran que desplazarse para aprender inglés recibieran las mismas ayudas que los que lo hacían para aprender euskera o no le tembló la mano al quitar las horas de inglés a algún centro educativo para que cuatro alumnos aprendieran la lengua vasca.

Pese a los esfuerzos por justificar el impulso del euskera de este Gobierno de Barkos, los datos parecen no haberles acompañado.

Sonadas han sido las campañas institucionales ya impulsadas y la elaboración de un Plan Estratégico y no a cualquier precio.

Más de tres millones por año (un total de 10.821.346 euros) han sido consignados hasta este 2019 para impulsar el euskera en esta comunidad a través de esta nueva hoja de ruta lingüística en la que incluso se considera a la lengua vasca parte del motor económico del territorio navarro.

No obstante, los datos adjuntados por una de las últimas encuestas sociolingüísticas no satisfacen al Gobierno del cuatripartito.

Algunas de estas cifras muestran que, desde 1991, ha aumentado el porcentaje de personas bilingües del 9,5 al 12,9 %, principalmente en la zona mixta; pero el uso social no ha crecido de la misma manera, y lo que es peor, ha ido disminuyendo progresivamente desde 1993 frente a un notable incremento de las personas interesadas en aprender y hablar inglés.


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