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SOCIEDAD

PCR nada más bajarse del autobús de Salou en Pamplona: "Aquello parecía San Fermín"

Acudimos a la llegada de los jóvenes turistas navarros de Salou en la Estación de Autobuses el día 5 de julio por la noche, donde se les realizó una PCR al llegar.

Cribado a jovenes provenientes de zonas costeras tras las vacaciones. MIGUEL OSÉS
Cribado a jovenes provenientes de zonas costeras tras las vacaciones. MIGUEL OSÉS

Este martes 5 de julio a las 21 horas llegaban nuevos autobuses de la ruta Salou-Pamplona a la estación de autobuses repletos de jóvenes que venían de disfrutar de su viaje de fin de curso. O eso parecía, porque en medio del viaje hubo un brote de coronavirus en la localidad y eso cambió los planes de todos ellos.

A su llegada a la estación, unas cabinas sanitarias les esperaban en la dársena de refuerzo de la estación para practicarles una prueba PCR. Algunos se enfadaban, mientras que otros se resignaban, conscientes del alcance de este rebrote.

"De este brote tenemos la culpa nosotros y los organizadores, porque no hemos puesto en práctica las medidas sanitarias", afirmaba Alberto Alzuza, un joven pamplonés de 19 años. "El primer día que estuve yo, aquello era una locura", cuenta sorprendido.

Este joven cuenta que leía las redes sociales todos los días para enterarse de lo que estaba pasando y admite que "hasta que no me di cuenta de lo que estaba pasando, no empecé a preocuparme por la mascarilla".

Mientras algunos se mostraban sorprendidos por el brote, otros confesaban que las medidas eran prácticamente inexistentes y que "cuando llegamos, era todo un mundo sin coronavirus", cuenta Naroa López, de 18 años.

"En el interior de los locales solo se preocuparon de las mascarillas y los aforos cuando empezaron a salir los positivos", admite esta joven pamplonesa. "Parecía la peña Aldapa en Sanfermines", indica entre risas.

Eider Barbarin, otra joven pamplonesa de 18 años, cuenta que "eran fiestas en las que parecía que el virus no existía" e, incluso, "había veces que estabas hasta sudando de la cantidad de gente que había en las discotecas".

Barbarin reconoce que no fue consciente del rebrote hasta que conoció positivos cercanos, pero tiene claro que "nosotros hemos decidido ir a este viaje, y si damos positivo hay que asumir las consecuencias, porque todos sabíamos lo que había".

"El primer día fuimos a una discoteca que cumplía las medidas muy bien, pero la gente sabía cuáles eran aquellas que no lo hacían, y esas son las que triunfaban", cuenta Ana García, de 18 años.

Esta joven culpa, en parte, a los cuerpos de seguridad de este brote, porque "en las discotecas que no tenían medidas había policía en la puerta y, sabiendo lo que estaba pasando dentro, no hacían nada".

Iñigo Navarro y Álvaro Narváez, pamploneses de 18 años, admiten que "el problema no estaba en las discotecas, que en general se controlaba bastante, sino en lo que se hacía a la salida". El botellón en la playa era el plan más común, y cuentan que "en la playa se juntaban más de 1.000 personas para seguir la fiesta, porque las discotecas cerraban muy pronto".

Sin embargo, admiten que cuando se empezaron a enterar de los positivos se asustaron bastante y cuentan que, incluso, "algunos amigos se han vuelto antes a Pamplona".

Nerea Navarro, otra joven de 18 años, cree que se ha exagerado el tema y cuenta que "el brote está bastante controlado, porque nosotros ahora nos vamos a nuestro cuarto confinados después de hacernos la PCR hasta que sepamos el resultado". 

Esta semana seguirán viniendo autobuses de Salou, y, por tanto, seguirán apareciendo casos positivos continuando en la línea actual.


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