La cafetería con locales en Hilarión Eslava y Plaza del Castillo ofrece una amplia variedad de productos entre los que destaca el gofre por su “fotografiable” y deleitable sabor.
El verano, al igual que las modas, es pasajero y tiende a retornar. Este año, se ha sumado la tendencia gastronómica de los gofres, “Bubble Waffles” y “Taiyakis”, y la cafetería Coachella Coffee Shop ha 'crecido' recientemente para responder a la demanda.
Nacida en la calle Hilarión Eslava 6 hace dos años, y expandida hace nueve meses en la Plaza del Castillo 6, ha logrado que la versión mejorada del gofre tradicional despierte la vista y el apetito de los navarros, especialmente los más jóvenes.
Olenka Bezerra, navarra de 24 años y gerente de la empresa, reconoce que la idea llegó tras meses de paciencia y reflexión. “Desde hace tiempo nos gustó la posibilidad de trabajar los gofres, pero queríamos ofrecer algo rompedor”, explica haciendo referencia a las horas y horas de investigación invertidas en internet. “A través de las redes sociales, vimos que en Hong Kong llevaban años trabajando la idea de los gofres con burbujas, y a partir de ahí conocimos el Bubble Waffle, que nos pareció llamativo y atractivo”, comenta.
No existió una inspiración concreta, pero, una vez conocieron lo que otros países ofrecían, averiguaron que proponían las cafeterías de gofres de las grandes ciudades españolas para intentar recopilar lo que más les sedujese de cada una. “Un lugar que cerró recientemente y nos sirvió de referencia fue MadWaffle de Madrid. También nos encantó lo que proponían Waffle Barcelona y Bubbles en Álava”, menciona destacando la importancia de la originalidad.
Como a todo producto novedoso suele ocurrirle, los inicios no fueron prometedores para la empresa, algo que les hizo replantearse muchas cosas durante el primer mes. “El principio fue muy difícil. Nos planteamos que quizás nos habíamos precipitado y no gustaría a la gente, pero el tiempo nos hizo entender que era algo normal en un producto desconocido que tampoco está tirado de precio”, recuerda sembrando una sonrisa.
Pero si este producto llevaba tiempo siendo desarrollado en todo el mundo y España, ¿qué diferencia a Coachella de otras cafeterías? Bezerra lo tiene claro; su apuesta por la variedad de productos.
“Al final cada producto cumple su papel, pero la diversidad es la que nos hace únicos. Alimentos dulces como los gofres o crepes, alimentos salados como los bocadillos, bebidas calientes y saludables como el Chai Latte o bebidas frías como los batidos y granizados son solo algunas de las decenas de productos que ofertamos”, comenta mientras señala la amplia carta.
Sus puntos diferenciadores no se reducen exclusivamente al ámbito gastronómico, ya que tratan de crear una nueva experiencia en quienes entran por primera vez con una buena atención basada en el contacto personal y la amabilidad que, según Bezerra, se han perdido. “Ahora todo es muy automático, y si podemos transmitirle cercanía y amenizar su visita mucho mejor”, explica convencida.
“Trabajamos directamente en la elaboración del gofre con distintas masas que en casos urgentes preparamos en la tienda y sino en un local de donde los distribuimos. Hemos probado muchas recetas en busca de la perfecta, y aún queda por mejorar, pero estamos muy contentos con el resultado actual”, explica en relación a los primeros pasos del producto estrella.
Una vez la masa está preparada, se le da forma al gofre, y las dos más destacadas son las del Bubble Waffle y el Lollipop Waffle. La primera, que siempre se puede personalizar al gusto del comensal, cuenta con helado, nata, sirope dulce (como Nutella o chocolate blanco) y dos ingredientes a elegir entre chuches y fruta, que se pueden combinar. La segunda, de forma alargada y preparada para los más jóvenes, incluye un sirope y una gran variedad de toppings.
En lo que a productos salados se refiere, actualmente están trabajando en reducir la carta, pero entre sus planes se encuentra la opción de ofertar los ya disponibles bocadillos (destacan el vegetal y el de pollo con rúcula y mahonesa) y añadir sándwiches basados en la idea de la franquicia Rodilla, en la que Bezerra trabajó meses antes de abrir el negocio. Lo mismo ocurre con las bebidas, ya que la gente siempre suele apostar por lo dulce y lo salado está siendo reconsiderado.
El precio del Bubble Waffle ronda los seis euros, aunque también se ofrece la posibilidad de rellenar la masa con alimentos pequeños como Kit Kat, oreo o coco triturados con un suplemento de 50 céntimos. El del Lollipop Waffle 5 euros. “Hemos tenido gente que nos ha dicho alguna vez que el producto es caro, pero al final es algo nuevo que lleva muchas cosas y el dulce no es como el salado en el mercado, entonces consideramos que está muy bien de precio”, aclara.
El horario varía entre ambos locales, ya que el original está ubicado en una zona menos concurrida y ofrece únicamente servicio de tardes (de 16:00 a 21:00 todos los días de la semana excepto el lunes). Por otra parte, el establecimiento ubicado en la Plaza del castillo abre desde las 9:00 y cierra a las 21:00, alargando incluso hasta las 00:00 algunas noches muy singulares (cierran de 13:00 a 16:00).
De cara a este verano, y teniendo en cuenta el aumento de temperaturas en todo el país, han querido actualizarse y, además de ofrecer el ya conocido sorbete de helado, empezarán a vender granizados de varios sabores que puedan sofocar el calor que se vivirá en las próximas semanas.
"Nuestra intención es siempre llegar a todo el público, pero es cierto que al ser productos tan "instagrameables" acude más gente joven, por eso intentamos no bajar el nivel en lo que a la presentación respecta", comenta matizando que está pensado para toda la familia. Además, como ocurre en muchos negocios, son bastantes los clientes que acuden con asiduidad y ya son conocidos.
En un principio, la obligación de cerrar todos los locales, sumada a la incertidumbre del momento, atemorizó a la mayor parte del sector hostelero. Afortunadamente para Coachella, al no ser considerada hostelería en todos los aspectos, pudo abrir y ofrecer un servicio para llevar, algo que formó muchas colas y avivó el negocio. Ahora, se encuentran ultimando detalles para empezar a realizar pedidos a domicilio, algo que esperan anunciar este mismo año.
"Parece que hemos superado la pandemia y el segundo local se ha asentado, por lo que algunos de los objetivos ya los hemos cumplido. En un futuro, nos gustaría lograr una mayor visibilidad en toda Navarra para ser del todo conocidos, eso sin perder el trato con el cliente. A largo plazo, soñamos con salir de Navarra y abrir en otras ciudades de España, pero aún falta para eso", concluye optimista.
