El bar Itziar, junto al New Trujal y El Bonito, forman un trio de locales de hostelería seguidos con terrazas en la calle San Fermín del Segundo Ensanche pamplonés. Juntos han creado una zona de 'poteo' especial en torno a la Plaza de la Cruz que tiene mucha vida durante toda la semana.
El más conocido y el más antiguo es el bar Itziar, cuyo nombre hace referencia a una de las hijas del antiguo propietario. "Fue a principios de los 80 con Carmen y Francisco que eran los antiguos propietarios y el nombre que se le puso al local fue el de su hija pequeña. Luego dejaron el bar y lo cogieron mis dos jefes", señala Pedro Monente, actual propietario del bar Itziar.
Este pamplonés de 56 años, comenzó trabajando de camarero en el mismo local. "Llegué en diciembre del 86 como camarero. A los seis meses se fue el encargado y me pusieron a mi, hasta 2006 cuando me alquilaron a mi", señala.
"En 2016 el que se quedó como socio tuvo un arreglo con Caja Rural que adquirió el local. Yo compré el local a Caja Rural y ahí estamos como socios".
Una de sus anécdotas personales es que ganó el famoso 'gol del descanso' en El Sadar. Fue en un Osasuna - Athletic en 1994: "Tiré el quinto penalti desde el centro del campo junto a otros cuatro aficionados".
"Me llevé el dinero porque sino se lo llevaba la fundación. Eso que no soy de bajar al estadio", asegura el que fuera afamado defensa central de clubes como el Oberena, Mutilvera, Azkarrena y Larrate, entre otros. "De defensa hasta que dejé de fumar y luego me metí en el medio que corría un poco más", bromea.
En cuanto a la clientela del bar, Monente señala que "es de siempre, de Pamplona, de todas las edades. Con chavales del instituto que llegan a por el bocadillo de tortilla y jubilados que vienen a por el fritico de gamba. La clientela es buena".
"La gente que viene es fiel, amable y procuramos cuidarla. Bien y a gusto. La zona para aparcar el coche está fatal y a ver si sale adelante el garaje subterráneo de la calle Sangüesa", se sincera el pamplonés.
Una buena clientela que se ha afianzado más si cabe gracias a la zona de 'poteo' con tres bares muy cercanos: "Estaba primero el restaurante casa Antonio que luego fue la pizzeria La Mamma. Se alquiló al Trujal y se generó zona. Luego al abrir El Bonito se ha creado más zona", señala Monente.
En cuanto a la oferta del bar Itziar, asegura: "No hay menús. Solo platos combinados entre semana. Cenas con menú tradicional solo los fines de semana y previos de festivos". Además, hay "sepia, chipirones encebollados, y ensalada templada que mueve bastante gente".
No obstante, la especialidad es la gamba, el frito, el pimiento y la tortilla de patata con cebolla y en guisos el toro en Sanfermines para comer. En San Fermín hay un menú por 25-30 euros y llenamos. Con almuerzos llenamos todos los días. El almuerzo del 6 se completa casi con un año de antelación", cuenta sobre las fiestas.
Pedro Monente señala que se trabaja mucho el vermú "pero gente de fuera no viene en fiestas. El 90% es de Pamplona y si viene de fuera es porque viene con alguno de aquí. No es como el casco viejo cuando llegan los franceses y llenan la Estafeta. Aquí no cae tanto extranjero", asegura.
En cuanto al 'secreto' de las gambas asegura que está en la masa, "el 'orli' que hacemos, la gabardina que dicen en La Ribera. Le da ese puntico de crujiente. Tenemos un distribuidor que las trae desde Argentina. Hay que tener cuidado porque es un producto perecedero", comenta.
El bar Itziar atiende a su clientela desde media mañana, cuando comienza a servir fritos sobre las 11.30 horas cuando sirven almuerzos a la 'chavalería' y trabajadores del barrio. "Luego el vermú y las gambas hasta las 15 horas y de las 19.30 a las 22 horas".
Acerca del 'secreto' de la tortilla, afirma: "Le echamos mucho cariño a la tortilla. Con patata y cebolla del día y ese punto de sin hacer para que se quede jugosa y nada más".
El interior del bar está lleno de adornos con chapas que hacían referencia a antiguas motos y ciclomotores de los años 50 y 60. Una moto marca Lube de color granate que preside la pared trasera en el fondo del bar.
Un decorado que sin embargo sufrirá en los próximos meses una reforma del interior, ante la falta de relevo familiar: "La hija va por otros derroteros, aunque la mujer (Arancha) está en la cocina. La colaboración entre todos hace que salga un buen producto", explica Monente.
